21 Octubre 2011
"Hola ¿Usted es Juan Pérez? Lo llamamos para comunicarle que ha sido seleccionado para recibir un beneficio".
Con acento bien porteño y una dicción estilo papa en la boca la vendedora insiste decidida, capaz de convencer a cualquiera de que el seguro, el préstamo o el nuevo teléfono que ofrece es un "regalo" imposible de rechazar. E insiste una y otra vez.
Al parecer, con la venta telefónica engañosa y agresiva muchas empresas obtienen grandes beneficios, porque la modalidad sigue creciendo. En la Dirección de Comercio atienden muchos reclamos de esta naturaleza. Por otra parte, advierten sobre una actual ola de cobranzas telefónicas por deudas que han prescripto hace años.
"Llaman, mandan mensajes de texto, envían intimaciones y acosan al supuesto deudor, a su familia y en su lugar de trabajo, por deudas existentes que no están debidamente informadas", alertó Marcelo Rubinstein, subdirector del organismo provincial. A sus manos llegan actualmente unas 40 denuncias mensuales por intimaciones de fideicomisos que exigen el pago de deudas de 5, 10 y hasta 15 años atrás. Las amenazas de embargo son firmadas por Mandante S.A. y Boston Collection, dos empresas de cobranzas que compraron a CTI (actual Claro) una deuda de $11 millones de antiguos usuarios.
Escraches S.A.
"Gente que compró celular y dejó de pagar, o gente que dice que nunca tuvo CTI, es acosada con llamadas e intimaciones que llegan a su lugar de trabajo. Son escraches -calificó Rubinstein-. Uno puede cobrar, intimar el pago de una deuda si existe, pero hay que respetar una metodología. En algunos casos, hasta se puede poner en peligro la estabilidad laboral de la persona. Además, la mayor parte de estas deudas están prescriptas".
El funcionario advirtió que los "escraches" a deudores pueden causar serios daños morales, por ejemplo cuando se los practica en el ámbito escolar.
"Es abusivo que a un chico no se le permita rendir examen porque el padre está atrasado en las cuotas del colegio, o que la maestra ponga un cartel en el aula con nombres de los deudores -mencionó el letrado-. Una institución educativa no puede comportarse con tanta bajeza, obligando al niño a soportar la vergüenza de ser estigmatizado y señalado como deudor".
Con acento bien porteño y una dicción estilo papa en la boca la vendedora insiste decidida, capaz de convencer a cualquiera de que el seguro, el préstamo o el nuevo teléfono que ofrece es un "regalo" imposible de rechazar. E insiste una y otra vez.
Al parecer, con la venta telefónica engañosa y agresiva muchas empresas obtienen grandes beneficios, porque la modalidad sigue creciendo. En la Dirección de Comercio atienden muchos reclamos de esta naturaleza. Por otra parte, advierten sobre una actual ola de cobranzas telefónicas por deudas que han prescripto hace años.
"Llaman, mandan mensajes de texto, envían intimaciones y acosan al supuesto deudor, a su familia y en su lugar de trabajo, por deudas existentes que no están debidamente informadas", alertó Marcelo Rubinstein, subdirector del organismo provincial. A sus manos llegan actualmente unas 40 denuncias mensuales por intimaciones de fideicomisos que exigen el pago de deudas de 5, 10 y hasta 15 años atrás. Las amenazas de embargo son firmadas por Mandante S.A. y Boston Collection, dos empresas de cobranzas que compraron a CTI (actual Claro) una deuda de $11 millones de antiguos usuarios.
Escraches S.A.
"Gente que compró celular y dejó de pagar, o gente que dice que nunca tuvo CTI, es acosada con llamadas e intimaciones que llegan a su lugar de trabajo. Son escraches -calificó Rubinstein-. Uno puede cobrar, intimar el pago de una deuda si existe, pero hay que respetar una metodología. En algunos casos, hasta se puede poner en peligro la estabilidad laboral de la persona. Además, la mayor parte de estas deudas están prescriptas".
El funcionario advirtió que los "escraches" a deudores pueden causar serios daños morales, por ejemplo cuando se los practica en el ámbito escolar.
"Es abusivo que a un chico no se le permita rendir examen porque el padre está atrasado en las cuotas del colegio, o que la maestra ponga un cartel en el aula con nombres de los deudores -mencionó el letrado-. Una institución educativa no puede comportarse con tanta bajeza, obligando al niño a soportar la vergüenza de ser estigmatizado y señalado como deudor".
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