Por Tomás Gray
15 Octubre 2011
TODO UN DESAFÍO. Aaron Cruden debutará en un clásico histórico. REUTERS
Le llaman la final anticipada. Se viene el gran duelo entre Nueva Zelanda y Australia. Para muchos, es el partido que se tendría que haber jugado para bajarle el telón al torneo. Pero se encontrarán en una de las semifinales.
Es el partido de mañana (a las 5) se palpita con mucha fuerza por estas tierras. Además de los miles de "kiwis" que asistirán al Eden Park, ya hay una invasión de "aussies" en Auckland. Miles de australianos cruzaron el Mar de Tasmania para estar presentes en este clásico choque del hemisferio sur.
Hay mucho en juego. No sólo el pasaje al duelo decisivo, sino también el primer puesto del ranking de la IRB. Si ganan los Wallabies le arrebatarán el liderazgo a los All Blacks.
Los dos equipos ya están listos. En Australia se espera la confirmación del fullback, ya que el técnico Robbie Deans aguarda la recuperación de Kurtley Beale, quien sufrió una lesión en el isquiotibial. Si no llega, Adam Ashley-Cooper ocupará la posición de fullback, mientras que Anthony Faingaa ingresará como centro.
En los All Blacks ya fue confirmado el joven Aaron Cruden como apertura, un puesto estratégico que ya fue ocupado por Dan Carter y Colin Slade, ambos de baja por lesiones. A los 22 años Cruden tendrá la responsabilidad de conducir a los hombres de negro hacia la final. "Es el partido más importante de mi vida y un gran desafío. Contra Australia siempre es una batalla épica y lo es más aún en una semifinal", comentó Cruden, quien contará en la conducción con el gran apoyo del medio scrum Piri Weepu.
All Blacks y Wallabies. La gran batalla se viene. Dos equipos con grandes figuras. Los neozelandeses hasta se dan el gusto de tener a su gran nueva estrella Sonny Bill Williams en el banco de suplentes.
No solo en Nueva Zelanda y Australia estará puesta la atención de este sensacional choque. Los ojos del mundo del rugby seguirán con atención el duelo. La final que todos esperaban, pero llegará en forma anticipada.
Es el partido de mañana (a las 5) se palpita con mucha fuerza por estas tierras. Además de los miles de "kiwis" que asistirán al Eden Park, ya hay una invasión de "aussies" en Auckland. Miles de australianos cruzaron el Mar de Tasmania para estar presentes en este clásico choque del hemisferio sur.
Hay mucho en juego. No sólo el pasaje al duelo decisivo, sino también el primer puesto del ranking de la IRB. Si ganan los Wallabies le arrebatarán el liderazgo a los All Blacks.
Los dos equipos ya están listos. En Australia se espera la confirmación del fullback, ya que el técnico Robbie Deans aguarda la recuperación de Kurtley Beale, quien sufrió una lesión en el isquiotibial. Si no llega, Adam Ashley-Cooper ocupará la posición de fullback, mientras que Anthony Faingaa ingresará como centro.
En los All Blacks ya fue confirmado el joven Aaron Cruden como apertura, un puesto estratégico que ya fue ocupado por Dan Carter y Colin Slade, ambos de baja por lesiones. A los 22 años Cruden tendrá la responsabilidad de conducir a los hombres de negro hacia la final. "Es el partido más importante de mi vida y un gran desafío. Contra Australia siempre es una batalla épica y lo es más aún en una semifinal", comentó Cruden, quien contará en la conducción con el gran apoyo del medio scrum Piri Weepu.
All Blacks y Wallabies. La gran batalla se viene. Dos equipos con grandes figuras. Los neozelandeses hasta se dan el gusto de tener a su gran nueva estrella Sonny Bill Williams en el banco de suplentes.
No solo en Nueva Zelanda y Australia estará puesta la atención de este sensacional choque. Los ojos del mundo del rugby seguirán con atención el duelo. La final que todos esperaban, pero llegará en forma anticipada.
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