Eco en Santiago del Estero

Eco en Santiago del Estero

Una homilía sobre la victoria de Tucumán.

La victoria de Tucumán, del 24 de setiembre de 1812, fue celebrada con entusiasmo también desde el púlpito de los templos; y no sólo en esta ciudad, sino en las vecinas. Así, por ejemplo, se conserva el texto de la homilía que pronunció, en la Iglesia Matriz de Santiago del Estero, el presbítero Juan Antonio Neirot, juez de Diezmos, pocos días después de la batalla, el 7 de octubre.

En uno de los párrafos, Neirot describía la acción. "La mañana del 24 de setiembre último, que hará época en nuestra feliz revolución, el enemigo presenta al frente sus tropas en forma de batalla: dispone sus alas y el centro, guardando aquel equilibrio moral que dicta el arte militar", expresaba. Animado por el vuelo oratorio, Neirot deslizaba una inexactitud. Es sabido que los desplegados "en forma de batalla" eran los patriotas, con quienes el desprevenido Tristán se encontró de golpe.

Seguía la homilía, destacando que los criollos "con intrepidez, con energía y con valor, atropellan y se arrojan a pecho descubierto sobre los tiranos y sus secuaces: en breve tiempo derriban este coloso, lo aniquilan y confunden; toman prisioneros a muchos oficiales de plana mayor, más de cuarenta de la menor, centenares de soldados y mujeres, siete piezas de artillería, centenares de fusiles, municiones, bagajes y equipajes y todas las correspondencias públicas y secretas".

Así, "a costa de su sangre y de su vida, consiguen una victoria tan cumplida y tan llena, que jamás se contará semejante; y de esta manera nos han redimido de las duras y pesadas cadenas con que hubieran estrechado más nuestra esclavitud".

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