Los canes vagabundos, un problema crónico

Los canes vagabundos, un problema crónico

11 Agosto 2011
Forman parte del paisaje urbano y a menudo pasan inadvertidos, excepto cuando provocan disturbios por amoríos tempestuosos que ocasionan algún temor en los peatones o cuando se abalanzan sobre un transeúnte, un ciclista o un motociclista con fines non sanctos. Los perros vagabundos constituyen una de las asignaturas que las autoridades suelen llevarse previa desde hace años.

Da la impresión de que en los últimos tiempos la población perruna se ha incrementado en la ciudad. A menudo se ven jaurías en las plazas y en menor cantidad en el microcentro. Famélicos, descaderados, sucios, sarnosos, los canes deambulan por las calles y avenidas, por los parques, en especial el 9 de Julio. Así como para la gran mayoría estos animales son un estorbo, hay ciudadanos nucleados en ONGs y en redes solidarias que se dedican a recuperarlos, alimentarlos, castrarlos y, luego, encontrarles un hogar definitivo en el que reciban afecto.

A mediados de 2009, se calculaba que alrededor de 50.000 animales conformaban la población canina de nuestra capital y merced a la castración de 2.000 hembras efectuadas por la Municipalidad en 2008, se había evitado el nacimiento de 20.000 canes, según dijo entonces el responsable del Centro de Adaptación y Reubicación Animal (Cenara). En julio de ese año, el subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad había señalado que el abandono de mascotas era cada vez mayor y se serían necesarios 10 años más con planes masivos de esterilización de machos y hembras para controlar la cantidad de animales domésticos que circulaban por las calles. Los veterinarios dijeron en esa oportunidad que el 80 % de los canes operados no eran callejeros y señalaron que el problema de operar a estos animales era que luego de la intervención, necesitaban un día de cuidados permanentes con calmantes y sólo podía hacerse si un vecino bien intencionado se ofreciera a ello.

El titular del Cenara dijo que actualmente tienen 160 perros en el establecimiento y que en cuatro años efectuaron más de 7.000 castraciones gratuitas. Casi todos coinciden que se trata de un problema cultural porque es la gente la que abandona a los perros en la vía pública y estos se reproducen luego sin control. Las campañas de esterilización y de concientización deben ser constantes.

El problema va más allá cuando estos atacan a los personas. El 28 de julio, publicamos en nuestra sección "Caminando la ciudad", la queja de una lectora fue atacada por la jauría estable de la plaza San Martín. "Tenía un abrigo y por eso no me lastimaron. ¿Por qué no erradican a los perros vagabundos? Son un peligro para la comunidad", dijo. En nuestra sección Cartas, una lectora advirtió sobre el peligro que la próxima víctima fuera un niño. ¿Quién se hace responsable de la mordedura de un perro callejero? El damnificado debe ponerse la vacuna, atrapar al can y llevarlo al Instituto Antirrábico.

Si las autoridades no saben qué hacer, podrían consultar a sus pares de otras ciudades para ver cómo encararon esta problemática social que es un reflejo de la pobreza, de la falta de educación y de la insensibilidad.

Todos los años, el mejor amigo del hombre levanta polvareda en Tucumán, posiblemente porque se trata de un afecto no correspondido por una buena parte de la ciudadanía. Un síntoma de progreso sería si esta dejara de ser una asignatura crónica.

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