En el barrio Piedrabuena esperan el sí del arzobispo

En el barrio Piedrabuena esperan el sí del arzobispo

Los fieles enviaron una carta a monseñor Villalba para pedirle que no clausure el oratorio. El párroco admitió que hubo una equivocación.

EN SILENCIO. Ayer la capilla estaba abierta y los laicos pudieron continuar con la adoración Eucarística.  LA GACETA / FOTO DE NATALIA VIOLA EN SILENCIO. Ayer la capilla estaba abierta y los laicos pudieron continuar con la adoración Eucarística. LA GACETA / FOTO DE NATALIA VIOLA
29 Julio 2011
Se respiraba calma, recogimiento y devoción en el oratorio de la parroquia de El Salvador (barrio Obispo Piedrabuena). Ayer a las 11 cuatro fieles contemplaban la Eucaristía y rezaban en silencio. Después de la agitación de los últimos días, cuando el arzobispo, monseñor Luis Villalba, mandó a cerrar el oratorio porque no tenía su autorización para funcionar, el párroco Miguel Alderete Garrido reconoció el error y se puso a disposición del arzobispado.

Ahora el clima es de silencio y espera de la respuesta del arzobispo. Mientras tanto, los fieles iniciaron una cadena de oración. Hasta ayer el oratorio continuaba funcionando, pero la posibilidad de que se cierre se mantiene latente, y los laicos temen que se concrete.

Un grupo de adoradores le envió una carta a Villalba en la que le imploró que no se les niegue la posibilidad de continuar con su rutina de oración. "No discutimos, sino que pedimos que subsane nuestro error humano y nos otorgue el permiso con urgencia para seguir con la adoración, que ya ha hecho carne en nosotros. ¡Padre, ayúdenos a seguir en el oratorio!", dice una parte del texto.

"Una prioridad"

Desde que el papa Juan Pablo II pidió que en el mundo entero se abrieran estas capillas de adoración, en las que la Eucaristía está expuesta las 24 horas del día, los 365 días del año, la iniciativa fue prendiendo entre los cristianos que vieron en estos oratorios una manera de entrar en contacto directo con Jesús. Recordaron que el papa Benedicto XVI durante la reciente Conferencia Internacional de Adoración Eucarística, enfatizó: "la adoración no es un lujo, sino una prioridad".

Desafío y bendición

"El tiempo nos apremia. Tenga la solicitud y nuestro ruego presente. No faltarán para usted oraciones", señala en otro párrafo la carta de los adoradores a monseñor Villalba.

Según los fieles, las capillas se caracterizan por ser un espacio para todas las personas que quieran agradecer, orar, suplicar o, simplemente, pasar un momento en paz y contemplación. Se llaman "de adoración perpetua" porque en ningún momento el Santísimo queda solo. Siempre hay uno, dos o más fieles en su presencia. Para la comunidad en la que se abre -dijeron-, la capilla representa un desafío y una bendición. Durante los meses previos el trabajo es intenso, ya que se organizan para cubrir turnos, hacer cadenas de oración o reemplazar a quienes sufran un inconveniente en el horario que les corresponda.

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