Escribir cartas a mano es una costumbre en vías de extinción

Escribir cartas a mano es una costumbre en vías de extinción

Agobiadas por la inmediatez del e-mail y del msn, las epístolas van quedando reducidas a piezas históricas o literarias

EN DESUSO. Escribir textos a mano es una habilidad humana que, según los expertos, está desapareciendo porque ya no se enseña caligrafía. OLIVIA2010KROTH.WORDPRESS.COM EN DESUSO. Escribir textos a mano es una habilidad humana que, según los expertos, está desapareciendo porque ya no se enseña caligrafía. OLIVIA2010KROTH.WORDPRESS.COM
22 Julio 2011
Nadie ignora (mejor dicho: todos han olvidado) que las cartas manuscritas fueron alguna vez reinas y señoras de la conversación entre ausentes. Piénselo un momento: ¿cuánto hace que no escribe una carta o que nadie le escribe una carta a usted? Entre las costumbres que el meteórico avance de las nuevas tecnologías parece haber erradicado de nuestras vidas está ese hábito (tan cotidiano en otras épocas), que sirvió para decirse tantas cosas.

De acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Nacional de Comunicaciones, en la Argentina se envía por correo oficial un 27,9% de cartas simples, casi un 40% menos que hace 10 años. "De cada 100 piezas facturadas, más del 90% del negocio fue y es corporativo: entrega de servicios, facturas o tarjetas de crédito. Y, con la llegada de las compras por Internet, también de objetos: se compra un teléfono, un libro, un disco u otra cosa por medio de la web y el cliente lo recibe en su casa, por correo", señala Alfredo Romero, presidente de la cámara que agrupa a los correos privados.

En contrapartida, unos 20,5 millones de usuarios de correo electrónico usan este servicio de Internet para enviar mensajes hacia otras latitudes. Una cifra que crece a medida que avanza la tecnología. Sin embargo, lejos de refrescar al correo tradicional (que estaba en recesión desde 1945), la web ha creado una situación paradojal. Cada vez más personas utilizan el e-mail como medio eficaz y rápido de sortear fronteras; pero, a la hora de comunicar ideas, la gran mayoría de los usuarios no escribe textos largos y meditados sino mensajes espasmódicos y entrecortados.

Esto ha generado, según los expertos, un nuevo tipo de escritura, menos formal y más urgida por los desafíos de la inmediatez. Tanto se avanzó con esta nueva modalidad, que hasta se llegó al colmo de la brevedad con la mensajería instantánea por medio de la telefonía celular, usando símbolos o abreviaturas casi incomprensibles. Ahora bien... ¿alguien puede guardar los mensajes de texto por más de una semana? ¿Se leerán dentro de algunos años aquellos e-mails conservados en la memoria de la PC, si es que alguien realmente los guarda?

Así las cosas, las cartas convencionales siguen conservando esa magia que el e-mail jamás tendrá, por rápido y eficiente que resulte. El perfume del papel y la tinta; la cosquilla en el estómago cuando se reconoce en el remitente la letra de alguien que está lejos; el ruidito de la hoja cuando se desdobla al sacarla del sobre... todo eso es una carta. Y justamente por esa razón, la gente las guarda como una joya preciada. "Yo le pedí matrimonio a mi esposa por carta. Y eso que vivíamos a media cuadra", señala Armando Moreno, de 67 años, vecino de barrio Norte. Él reveló que conserva todas las cartas que se escribieron con su mujer y que ahora leen sus nietos.

Registro de una época

Esa magia imperecedera queda además como registro para las generaciones que vienen. Que lo diga la princesa Margarita de Inglaterra y sus afanes purificadores, que la llevaron a quemar todas las cartas que la Reina Madre había escrito en los últimos 10 años de su vida para que no trascendieran detalles de los escándalos palaciegos. O el mismo Frank Sinatra, que hizo de sus esquelas una suerte de manual de la elegancia ("mi regla básica es el puño de la camisa extendido dos centímetros por arriba de la chaqueta", le escribió a una amante). Pero tal vez no exista cultor más grande del género que Julio Cortázar, quien solía sorprender a sus amigos con textos cargados de poesía. En una de ellas, el autor de "Rayuela" le dice a Roberto López: "esto no es una carta, es una tortuga. Me escribiste el 20 de agosto, y ya ves cuándo te contesto. Pero las tortugas -que son enormísimos cronopios- siempre tienen explicaciones satisfactorias, y ahí va la mía, que, como si fuera poco, es más bien triste. Enjugo una lágrima y te digo que estoy bastante enfermo, cosa siempre escandalosa entre los cronopios". Por eso, vale la pena recordar estos textos a la hora de escribir un amistoso mensaje a alguien que está en otras latitudes. Aunque sea por e-mail.

La irrupción de las nuevas tecnologías ha revolucionado el mundo de las comunicaciones. Sin embargo, también está provocando -según los expertos- un profundo cambio en la manera de escribir. Y es que en todo el mundo la caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se enseña en las escuelas. Stefano Bartezzaghi y María Novella de Luca, periodistas italianos interesados en el tema, se preguntan si la preocupación por el ocaso de la escritura cursiva responde a la nostalgia o constituye una emergencia cultural. Muchos expertos se inclinan por la última alternativa. Tal vez por eso, en Inglaterra se ha vuelto a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. Y en la Argentina hay quienes sugieren que se vuelva a enseñar caligrafía en la escuela primaria, ya que la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que, según advierten los maestros, inciden en el desempeño escolar.

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