Pasó del windsurf en Hawaii a correr detrás de una cámara

Pasó del windsurf en Hawaii a correr detrás de una cámara

Un tucumano vive experiencias inolvidables filmando imágenes de películas y deportes extremos.

ACCIÓN. Luciano tuvo la oportunidad de filmar en ambientes hostiles, tanto por el frío como por el calor. GENTILEZA LUCIANO REVERBERI ACCIÓN. Luciano tuvo la oportunidad de filmar en ambientes hostiles, tanto por el frío como por el calor. GENTILEZA LUCIANO REVERBERI
Hace 10 años viajó a Hawaii con un sueño: ser un windsurfista profesional. Le dijeron que estaba loco, que abandonara esos sueños y que estudiara una carrera. Contra viento y marea, armó las valijas y se fue a probar suerte. Pero el destino lo llevaría por otros caminos, hasta convertirlo en un experimentado camarógrafo, fotógrafo y operador de steadycam.

Luciano Reverberi, de 28 años, es un tucumano que siempre está buscando qué hacer para sobrevivir. Paso a paso, esa constancia lo fue llevando a incursionar en el mundo del cine y de la fotografía, hasta llegar a formar su propia productora, además de fabricar y exportar equipos de steadycam. "Aprendí mucho viendo qué generaba para sobrevivir. Todo eso te mantiene despierto y no dormís nunca. Aprendés a hacer muchas cosas, en vez de hacer sólo lo que te enseñan tus profesores", afirmó en una entrevista con LA GACETA.

Aunque nació en Tucumán, las bravas olas le tiraban más que los cerros. "La sociedad tucumana es muy conservadora. Quería ser un deportista profesional y me decían: vos estás loco, naciste en Tucumán y te vas a hacer windsurf", recuerda.

Su primer contacto con las filmaciones fue cuando compró una pequeña cámara para grabar sus habilidades como deportista extremo y difundirlas para promocionarse.

Luego de vivir un tiempo en Hawaii volvió a Tucumán, pero ya con una idea fija: regresar a EEUU y grabar videos sobre deportes extremos con el objetivo de hacer un programa de TV. Hasta que una llamada le cambió la vida: le propusieron trabajar para "The Amazing Race", un reality show, ganador de un Emmy, que produjo el canal estadounidense CBS. Fue su primera experiencia rentada como camarógrafo.

Pero los trabajos no tenían continuidad. Algunos meses debía sobrevivir arreglando techos y otros trabajaba para MTV y vivía en hoteles cinco estrellas. Pero cuando se acababa el programa de TV, regresaba a martillar clavos en los techos.

Decidió volver a la Argentina y probar suerte en Buenos Aires. El programa "Gravedad Zero", de ESPN, le dio la posibilidad de unir sus dos pasiones: los deportes extremos y filmar videos. Fue un gran desafío para él, ya que viajaba solo, con un presupuesto ajustado, cubriendo campeonatos por Latinoamérica. Hasta que en 2008 le llegó su oportunidad en el cine con "La luce nel cuore", grabada en Argentina para la TV italiana. Allí colaboró como asistente de cámara.

En ese momento se estaba dando la transición del celuloide al formato digital. Notó que se abría un nuevo campo laboral y por eso Reverberi hizo cursos y se capacitó en filmaciones realizadas en HD (alta definición). Esto le permitió ganarse un lugar en el cine siendo muy joven. "En esa época, si no eras canoso no podías estar detrás de un equipo de cámaras", reveló.

No conforme con manejar cámaras digitales, se especializó en steadycam, un estabilizador de cámara que permite hacer tomas suaves caminando o corriendo. Esta especialización le abrió las puertas del cine internacional, ya que fue convocado para integrar el equipo de la película "Deep Gold 3D", que se filmó en Filipinas.

El operador del steadycam debe desarrollar un trabajo artístico y controlado. "En cada movimiento hay que componer y para eso es fundamental un ojo muy pulido", detalla.

Un buen peso

Precisa que el equipo de steady pesa, con la cámara, unos 40 kilos, y que durante el rodaje de una película puede estar ocho horas con el chaleco puesto. Destaca que el operador de steady debe entrenarse como un deportista para soportar el cansancio físico.

Reverberi comentó que en el mundo del cine los operadores de steadycam son muy requeridos, porque no hay muchos. "Si hacés un trabajo bueno te llaman de todos lados -subrayó-. Un día trabajás en Los Angeles, otro día en Miami, en Filipinas, en Hong Kong y otro día acá, que me encanta porque puedo filmar con mis amigos".

Manejar estos costosos equipos de cine durante las filmaciones en Filipinas le permitió estudiarlos y comenzar a desarrollar sus propios steady. "Vi una veta para producir y venderlos", cuenta.

Destaca que sus steadycam no tiene nada que envidiarles a las fabricados en Suiza o Estados Unidos y que, por ahora, sólo los vende al exterior. "Lo que menos me hubiese imaginado en mi vida era terminar en el cine, jamás", confiesa Reverberi, a la hora de hacer un racconto de su experiencia laboral.

"Compré una filmadora para grabarme haciendo deportes y terminé filmando y viviendo de lo que me gusta, que fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida", afirma con una sonrisa. Hace 10 años, a pesar de todos los pronósticos adversos, se dejó llevar por su instinto de supervivencia; siguió una corazonada, tomó el riesgo, se jugó, ganó y encontró su vocación, que hoy es reconocida más allá de las fronteras. De las tucumanas y de las nacionales.

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