Habrá un cambio profundo en la cúpula policial

Habrá un cambio profundo en la cúpula policial

Alperovich confirmó que Sánchez y Barrera dejarán de ser los jefes de la fuerza y sus reemplazos obligarán a encarar más movimientos. López Herrera quedó desgastado y es cuestionado por sus pares, pero el gobernador lo ratificó en el cargo.

PRESENCIA EN LAS CALLES. Los agentes de la fuerza policial regresaron ayer al trabajo y a ocupar sus puestos en los principales paseos públicos. LA GACETA / FRANCO VERA PRESENCIA EN LAS CALLES. Los agentes de la fuerza policial regresaron ayer al trabajo y a ocupar sus puestos en los principales paseos públicos. LA GACETA / FRANCO VERA
13 Mayo 2011
Sin el nerviosismo y la incertidumbre que signaron la jornada del miércoles, el de ayer fue un día de aguas calmas en el Poder Ejecutivo. Apenas arrancó la mañana, el gobernador, José Alperovich, se sentó en el living de su casa con el ministro de Seguridad, Mario López Herrera, y le dio instrucciones de remover la cúpula policial luego de la revuelta salarial que paralizó la seguridad durante seis días.

Tajante, Alperovich coordinó con el funcionario los nombres para suceder a los salientes comisarios Hugo Sánchez y Nicolás Barrera. El diálogo fue breve. Luego, ante los micrófonos, el mandatario dejó ver otro rostro, mucho más distendido que el de los últimos días. "Estoy feliz, contento, porque la verdad que la Policía era una de las instituciones peor pagadas de la Provincia", reflexionó, en alusión al incremento del 54% que permitió destrabar el conflicto.

"Yo dije que íbamos a llegar a buen término en las negociaciones; la verdad que se lo merecen, ahora debemos mejorar la seguridad. Hay que buscar la tranquilidad, la paz social. Muchos esperaban un problema, pero les di la tranquilidad", enfatizó.

En el diálogo con la prensa, el titular del Poder Ejecutivo confirmó el alejamiento del jefe y del subjefe de Policía, aunque evitó deslizar críticas a Sánchez y a Barrera. "No se critica a nadie, la gente que estuvo nos ayudó mucho en los ocho años. Les agradezco la ayuda y la mano que nos han dado, pero siempre hay que hacer cambios; sin desmerecer a nadie", afirmó Alperovich. Ambos seguirán en sus cargos un par de días más, hasta que se concreten los cambios en la cúpula de la fuerza.

Al mismo tiempo, el gobernador acalló las cuestionamientos a la actuación del ministro de Seguridad, y frenó en seco los rumores respecto de su alejamiento. "Tenemos que hacernos una profunda autocrítica, desde el gobernador para abajo; nadie es dueño de la verdad. Quiero que la seguridad esté mejor", aseveró.

Fiel a su costumbre, Alperovich evitó la dimisión de un miembro de su gabinete. Sin embargo, puertas adentro de la Casa de Gobierno todos coinciden en que la relación de López Herrera con sus pares -en especial con el responsable de las finanzas públicas, Jorge Jiménez- quedó deteriorada. Principalmente, le cuestionan la falta de liderazgo a la hora de negociar con los policías en huelga (se dieron dos levantamientos en 30 días). López Herrera llegó al Ministerio de Seguridad en reemplazo de Pablo Baillo. En marzo de 2006, el ex republicano debió dar un paso al costado a raíz de la muerte de Paulina Lebbos. Precisamente, al mes de asumir, López Herrera tuvo que afrontar una interpelación en la Legislatura por las implicancias del irresuelto caso.

Sánchez y Barrera habían asumido en diciembre de 2005, luego de que Pedro René Ledesma y José Melián renunciaran. Ayer, a lo largo de todo el día, LA GACETA intentó dialogar con los salientes comisarios, pero optaron por no hacer declaraciones.

En Casa de Gobierno aseguran que la partida de Sánchez y de Barrera motivará, además, un recambio en los mandos intermedios de la fuerza. Fuentes oficiales confiaron a este diario que Alperovich priorizaría a los comisarios Jorge Racedo y Luis Pedraza para reemplazar la cúpula, debido al estilo de conducción que presentan, y con el afán de reestructurar la cadena de mando policial. Racedo, se dice, tiene una buena imagen entre los policías, aunque cuenta con poco roce político: nunca antes había hablado directamente con el gobernador. Pedraza, en cambio, trabaja desde hace ocho años atendiendo los conflictos en la plaza Independencia como jefe de Infantería. Y, al haber trabajado como custodio de la Gobernación en gestiones anteriores, conoce los pasillos.

Su llegada tendría efecto depurador. Por cuestiones de jerarquía, todos los que tengan mayor grado y antigüedad se retirarán. Serían varios: Fernando Maruf (jefe del D-2) y Heberto Cortez (jefe de la Regional Capital), entre otros. El ratificado ministro de Seguridad, además de designar una nueva cúpula, tendrá que rearmar las principales jefaturas en la fuerza.

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