El poder de las imágenes en la construcción de una realidad

El poder de las imágenes en la construcción de una realidad

Desde las 20.30, en el Centro Rougés expondrá el artista Sergio Fasola

LA MESA VACÍA. La luz cumple un rol fundamental en la composición. "LA MESA VACÍA". La luz cumple un rol fundamental en la composición.
El arte no imita ni representa la realidad; directamente crea una nueva, o permite una lectura de nuevo (y por tanto distinta)de ella, en una cadena de apropiaciones. Cuando se observan las obras de Sergio Fasola, cuya muestra se inaugura esta noche en el Centro Rougés, las imágenes se imponen con una fuerza incontrastable a toda certeza.

Una galería de personajes desfilan en la exposición titulada "Realidad [i] realidad". Algunos, decididamente freak, captados en actitudes y trabajos en los que el tiempo parece ocuparse de ellos, o incorporados en un escenario, casi forzosamente. Como gran parte de los artistas contemporáneos, la principal operación artística de Fasola es la edición, una tarea que se inscribe en la casi violenta manipulación de las imágenes, que, tecnología mediante, se ha convertido en un hecho cotidiano.

Pero antes, Fasola, como si se tratara de un director cinematográfico, arma un escenario, ubica a sus actores, y construye la escena. Es que por donde quiera que se vean sus obras, lo escenográfico es uno de los datos relevantes.

Hay citas que recorren los muros del Centro Rougés, algunas más identificables que otras. Como sostiene el crítico de arte Julio Sánchez, las imágenes del santafesino Fasola se caracterizan por un barroquismo neopop, citas a obras de la historia del arte y la fotografía, y síntesis de diferentes técnicas, incluyendo el retoque digital, y el cuadro dentro del cuadro. Podría ajustarse ese mencionado barroquismo por el llamado neobarroco (basta ver la luz en la composición) que estudiosos italianos como Omar Calabrese supieron sistematizar; donde el barroco trabaja no como estilo, sino como una categoría estética, donde nociones clave como el exceso o la pérdida de límite pueden explicarlo.

¿Cómo podría establecerse el límite, entonces, entre realidad y ficción en obras como "El cielo"? Deja de ser casual la referencia constante a cierta iconografía religiosa cuando el artista cuenta que ha pasado muchos años en Florencia, la cuna del arte renacentista y del barroco. Muchos de sus personajes, por ejemplo, posan a la manera de algunos íconos, como en "La pasión" o "La mesa está vacía" o en el mismo "El cielo". Y esto a pesar de que Fasola sostenga que "La mesa está vacía" es una referencia al fin de fiesta menemista, o que "La pasión", en realidad, se trata de un hincha de River que está rezando para que gane el superclásico, con la hinchada de Boca en una imagen a sus espaldas.

Cada fotografía intervenida del artista permite, y admite, diferentes lecturas. No puede soslayarse que toda la obra, o gran parte de la que se exhibe, linkea con el neopop o pop latino de Marcos López, que al igual que Fasola tiene la capacidad de convertir en extraño lo que aparente ser común.

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