El sedentarismo y la sal deterioran la salud

El sedentarismo y la sal deterioran la salud

28 Abril 2011
Las enfermedades cardiovasculares y la diabetes han ganado protagonismo en los últimos años hasta el punto de convertirse en enemigos de cuidado del ser humano. Según la 2º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) de 2009, cuyos resultados fueron dado a conocer en septiembre pasado, en la Argentina se redujeron el consumo de tabaco y la exposición al humo, pero aumentaron el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo, factores que inciden en el desarrollo de las afecciones cardiovasculares.

En un reciente informe del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), se indica que el 33% de las mujeres muere como consecuencia de estas dolencias. Por su parte, una estadística de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que la mitad de los decesos de mujeres de 50 años por males cardiovasculares se registran en países en desarrollo.

En nuestra edición de ayer, un especialista del ICBA afirmó que una de cada tres mujeres fallece debido a problemas cardíacos y que las consultas para prevenir estas afecciones son escasas en el país. "A pesar de toda la evidencia médica respecto de que la enfermedad cardiovascular no respeta géneros, las mujeres se encuentran mucho más preocupadas por los problemas relacionados con temas ginecológicos -en especial el cáncer de mama- que con las dolencias cardíacas", dijo, mientras que un colega tucumano señaló que un gran porcentaje de las damas es fumadora, sedentaria, con un pobre control de la tensión arterial y de las cifras de colesterol.

En los últimos años, la sal ha pasado a convertirse en una amiga indeseable para los hipertensos y los que padecen afecciones renales. Como se sabe, el riñón es el órgano que nivela la cantidad de sal en el organismo y el exceso de sodio determina riesgo de hipertensión arterial (HTA). Los especialistas sostienen que la disminución del uso de sal en las comidas ayudaría a reducir los padecimientos renales, así como los edemas.

Los OMS informó recientemente que, de los 42 millones de niños menores de cinco años que viven en todo el mundo con obesidad o sobrepeso, 35 millones habitan países pobres. El organismo mundial estaba debatiendo acerca de la manera de restringir la publicidad de alimentos con alto contenido de sal, azúcar y grasas peligrosas, destinada a menores de 12 años.

La 2º ENFR indicó que el sedentarismo aumentó algo más de un 8% en los últimos cuatro años, pasando del 46,2 al 54,9%, entre los años 2005 y 2009. En apenas cinco años, el número de argentinos que realiza actividad física insuficiente o nula aumentó 8,7 puntos porcentuales.

El ministro nacional de Salud dijo en enero pasado que el sedentarismo es responsable de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares que a su vez impactan también en el desarrollo de cánceres como el de mama o el de colon y enfermedades psíquicas como la depresión.

Los especialistas aconsejan dejar de fumar porque el consumo de tabaco aumenta el riesgo cardiovascular; reducir el consumo de sal (hasta 5 gr. diarios); realizar actividad física: caminar al menos 30 minutos diarios la mayor cantidad de días posibles a la semana.

Sabemos que uno de nuestros grandes déficits, no sólo en materia de salud, es la prevención. Justamente, los hábitos de alimentación sana, así como los cuidados de la salud, deberían enseñarse desde la escuela. Como señalamos en otra ocasión, se podrían promover campañas de concientización en centros vecinales, empresas privadas, en la administración pública, y distribuir, por ejemplo, recetas de comidas saludables. Seguramente, con educación y prevención mejorará la salud y la calidad de vida de los tucumanos.

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