"Nunca pensé que iba a trabajar para la DEA o el FBI, pero ahora es una pasión"

"Nunca pensé que iba a trabajar para la DEA o el FBI, pero ahora es una pasión"

La tucumana se fue hace 43 años a Estados Unidos y comenzó a hacer traducciones para las fuerzas de seguridad. Los distintos sistemas judicial y policial.

CRITICA DE SU PAIS. Ruiz dice que en Argentina hay mucho por cambiar. LA GACETA / HECTOR PERALTA CRITICA DE SU PAIS. Ruiz dice que en Argentina hay mucho por cambiar. LA GACETA / HECTOR PERALTA
06 Marzo 2011
"Me fascina lo que hago". Griselda Amelia Ruiz, una tucumana que desde hace 43 años vive en los Estados Unidos, lleva adelante una vida digna de una saga policial holiwoodense. La mujer se fue con una pila de sueños a cuestas y el destino le tenía preparada una sorpresa. Ruiz es intérprete certificada por la oficina administrativa de los Tribunales Federales de los Estados Unidos y trabaja para el FBI y la DEA, dos organismos que forman parte de una las fuerzas policiales más importantes del mundo. "Es un trabajo impactante", le dijo a LA GACETA.

- ¿Cuándo y cómo te fuiste a Estados Unidos?

- Me fui en el año 1967 por una beca, pero me quedé a vivir. Mientras estudiaba en la Universidad Nacional de Tucumán, gestioné una beca que era exclusivamente para graduados. Como me la otorgaron, tuve que rendir las materias que me quedaban para recibirme. Fue muy loco, el mismo día que rendí la última materia, viajé a Estados Unidos, casi no tuve tiempo de despedirme de mis padres. Allá hice el master y posgrado en Literatura Comparada, conseguí trabajo y me quedé a vivir.

- ¿Cómo es la vida en aquel país?

- Es muy distinta a la vida en Argentina. La sociedad americana es muy organizada. Para mí, al ser tan estructurada, pierde espontaneidad. Es difícil hacer amigos, solamente haces contactos superficiales, pero también hay cosas para destacar: nunca te llevas sorpresas. Por ejemplo, en los 43 años que llevo viviendo allá, nunca cortaron ningún servicio. Además no perdés el tiempo pagando cuentas, lo haces todo por Internet. Hasta en los bancos te atienden muy rápido. Si se demoran más de 5 minutos en atenderte te regalan cinco dólares.

- ¿En qué trabajas?

- En estos momentos estoy trabajando cómo intérprete para los Tribunales Federales. Cuando detienen a una persona de habla hispana, voy con un abogado a realizarle una entrevista; lo mismo durante las audiencias. Además, traduzco y transcribo las llamadas interceptadas a los narcotraficantes. Para poder trabajar para el FBI y la DEA, tuve que pasar varios exámenes. Son oficinas herméticamente cerradas a donde es muy difícil acceder. Yo disfruto mucho lo que hago. La verdad, nunca se me pasó por la cabeza trabajar en algo así, pero para mi es una pasión.

- ¿Se ven muchos casos de drogas?

- Constantemente. Yo nunca estoy desocupada. Los méxico-americanos, trabajan en familia, así que por ahí detienen a 30 o 40 personas de una vez. Además son muy creativos a la hora de disfrazar las drogas para ingresarlas al país.

- ¿Algún caso que te impactó?

- El del piloto de Pablo Escobar. Este hombre realizó un viaje en un Cessna, un tipo de avioneta, en donde llevaba una tonelada de cocaína. Venía volando muy bajo y lo detectó el radar del Nimitz (el portaaviones que custodia los mares). Ahí, dos aviones lo abordaron y le indicaron que debían bajar, pero no hizo caso y comenzaron volar más bajo de las posibilidades de los aviones y lo perdieron. Desde ahí el Cessna, se dirigió a Greyland, un pequeño pueblo que tiene un aeropuerto para aviones privados. A la una de la mañana aterrizaron allí, donde los esperaban dos camiones para descargar la droga. Ahí recién se dirigieron a Linden que era su destino final, según el plan de vuelo. Al llegar allí se encontraron con que los estaba esperando el FBI y la DEA. Fue todo un revuelo, los perros subieron a la avioneta y en el acto descubrieron los residuos de las drogas. Fue muy impresionante aquel operativo.

- ¿Cómo es el ingreso a la Policía en Estados Unidos?

- Es muy profesional. Los policías son todos de academia y tienen muchos estudios. Antes de ingresar a la fuerza, además de cursar cinco años de carrera, le realizan una exhaustiva investigación. No puede tener ninguna ?manchita? en su legajo ni tener pensamientos fascistas, de izquierda, etcétera. Cuando están trabajando nunca andan solos, tienen un "socio". Se desplazan de a dos cuando andan patrullando las calles o haciendo un operativo.

- ¿La gente se siente protegida por la fuerza? ¿Cómo es vista la Policía?

- Es muy respetada. Los policías son muy corteses. Además son muy confiables. Para la gente, es un alivio ver que llega la Policía. Es muy raro ver casos de policías corruptos. Si por ejemplo, un preso tiene un golpe que se sospecha es producto del abuso de la fuerza, se lo separa al policía hasta que queda esclarecido el caso. Si se comprueba que es culpable puede hasta ser separado de la fuerza. Por lo que nadie se arriesga a perder una carrera como la de policía.

Ruiz, cruza sus piernas y se prepara para abordar un tema candente. Con el dedo índice en el mentón, recuerda el sacudón que vivió el país aquel 11 de septiembre de 2001.

- ¿Cómo se vivió el atentado a las torres gemelas?

- Nos sacudió hasta los cimientos, fue algo terrible. Antes vivíamos confiados porque pensábamos que, a un país con la seguridad que tiene Estados Unidos, nunca podía pasarle algo así. Por primera vez se vio tanta gente junta en iglesias, buscando ayuda espiritual. Nadie podía entender que, pareciendo tan imbatibles, hubieran burlado la seguridad. Desde ese entonces nunca volvimos a ser los mismos de antes, perdimos la fe en nuestra inviolabilidad. Ahora estamos pendientes de todo, tenemos un enemigo invisible y desconocido que no sabemos como atacar ni como defendernos.

- ¿Cómo ves el sistema judicial en Argentina? ¿Qué comparación podés hacer con el de Estados Unidos?

- Del argentino conozco poco pero, por lo que se, son muy distintos. Allá funciona de maravillas. Al imputado se le dan todas las garantías constitucionales, hasta me parece exagerado. En 60 días deben resolver el caso. O lo llevan a juicio o lo dejan libre, es muy correcto y todo se resuelve rápido. Con el tema de la edad de imputabilidad, en Estados Unidos todo el mundo es imputable. Hay tribunales y cárceles para menores. Los menores de edad son juzgados, aunque las penas son más leves que para los mayores.

- Al preso, ¿Se lo prepara para re insertarlo en la sociedad?

- Si obvio. Dentro de las cárceles, pueden estudiar o aprender oficios. Hay muchísimos casos de personas que se recibieron dentro de la cárcel. Además, antes de cumplir sus condenas comienzan con un permiso de salidas y después pasan a las denominadas casas intermedias, donde viven con otros presos y pueden salir e ir a trabajar; pero deben volver allí a dormir.

- ¿Qué le mejorarías a la Argentina como país?

- La seguridad, sin dudas. El sentirse seguro es un derecho de todo ciudadano. También es un derecho tener un gobierno que te proteja y te mejore la calidad de vida.

- En Estados Unidos, ¿cómo es el tema de la educación universitaria?

- Allá la educación es muy costosa, y me parece bien. Yo creo que acá deberíamos implementarlo de alguna forma. Sería una gran fuente de ingreso para el gobierno. Allá cuando una persona no puede pagar, hay planes de becas o de trabajo dentro de la misma universidad. Los distintos gremios de trabajadores también dan becas a los hijos de los afiliados. En Argentina somos muy generosos, no le cobramos ni a los extranjeros que vienen a estudiar acá y después se van a servir a su patria. Allá, cuando vos estudias en una universidad que no es de tu Estado te cobran más. En cuanto a los estudios, hay ciertos campos que requieren la aprobación de exámenes muy complejos, muy exigentes. Por ejemplo, las carreras de abogacía y medicina. Allí los aspirantes deben demostrar primero que tienen la capacidad para poder ser médicos o abogados, antes de ingresar a la universidad.

- ¿Tenés pensado volver a vivir en el país?

- Sí. En unos años tenemos pensado venir a instalarnos acá. Mi esposo es un enamorado de la Argentina. Él es estadounidense pero ama el modo de vida del argentino. Además le ve un potencial enorme al país. Él a sus amigos le cuenta ?en Tucumán escupís una semilla y crece una planta?, y todos se asombran.

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