"Me gustaría ayudar a desarrollar el diseño industrial en Tucumán"

"Me gustaría ayudar a desarrollar el diseño industrial en Tucumán"

Tucumano de origen, el diseñador que ya tiene una de sus piezas en el MOMA de Nueva York piensa en "el café con los amigos".

SON EQUIPO. Manuel  Sáez y su dream team, en las oficinas neoyorquinas de Manuel Sáez & Partners.   GENTILEZA DE MANUEL SAEZI SON EQUIPO. Manuel Sáez y su "dream team", en las oficinas neoyorquinas de Manuel Sáez & Partners. GENTILEZA DE MANUEL SAEZI
16 Enero 2011
Manuel Sáez se demora en iniciar la entrevista telefónica por una tormenta de nieve que azota Nueva York, la ciudad donde vive y trabaja desde hace 10 años. "Me quedé viendo las líneas que formaban los copos de nieve sobre la salida de emergencia de mi casa. Eran simétricas y con ritmo. La nieve se veía suave y esponjosa y tuve una sensación de confort muy fuerte. Así que llegué a la oficina y ya estoy viendo cómo puedo aplicar esas sensaciones en las costuras del tapizado de una silla en la que estoy trabajando", así comienza la charla con el diseñador industrial nacido en Tucumán que a los 38 años ya tiene una pieza en la colección permanente del MoMA, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y alrededor de 60 premios internacionales en su rubro.

Ah, la silla. La pieza más difícil de diseñar dice Manuel: "es muy complicado hacer algo nuevo. Porque hasta los grandes arquitectos diseñan sillas. Es algo icónico, que una mesa no tiene". Sobre las dificultades, la inspiración y la excelencia habló con LA GACETA. Y sobre su deseo de trabajar con Tucumán.

"Hace tiempo tengo la idea de usar el diseño industrial enfocado en la producción nacional para exportar. Estoy en tratativas con un fabricante de productos de plástico en Buenos Aires. Yo diseñé una caja-contenedor para ellos, aprovechando las virtudes que ellos tienen y mi know-how. Cuando produzcan la caja yo los contactaría con algunos clientes míos en Nueva York para vender el producto allá", relata. "Me gustaría mucho desarrollar una experiencia triangular así en Tucumán, con estudiantes de diseño industrial y fabricantes tucumanos", se entusiasma.

-¿En qué estas trabajando ahora?

-Tenemos tres grupos de proyectos en este momento. El primer grupo trabaja en dos sillas de interiores a pedido de clientes, una de trabajo y la otra de comedor. Después estamos diseñando un "work lounge" (estar de trabajo) para un hotel. Es una mesa y una silla-sillón que sirven tanto para trabajar como para relajarse. La idea es combinar los cuatro muebles que habitualmente hay en una habitación de hotel en un equipo que pueda servir para las dos cosas. Lo tercero es una idea propia que estamos desarrollando para luego vendérsela a un fabricante. Es una lámpara de interiores con consumo cero de energía. Tiene una luz LED con un panel solar pequeño y una batería que se carga durante el día con la luz que ingresa a la habitación. Además tiene un sensor de movimiento que hace que se apague cuando una persona se aleja por más de cinco minutos.

-¿Cómo es el proceso del diseño de estos objetos?

-Es un proceso de asimilación de lo que ya hay. Se trata de identificar un problema y luego tratar de ganar la carrera para solucionarlo de la mejor manera posible. Por ejemplo en el caso de la lámpara nos planteamos la posibilidad de un híbrido que consumiera algo de energía y luego dijimos "mejor hagamos una que no consuma nada".

-¿Así explicarías la excelencia?

- La excelencia es el balance entre funcionalidad y belleza aplicado a un contexto específico. La funcionalidad tiene que ver con el uso y el usuario. La Nintendo Wii en ese sentido es una genialidad. El uso es increíble, novedoso. Los diseñadores tomaron el sedentarismo de los videojuegos y le agregaron actividad física. La presentación y el packaging es precioso. El iPod es otro buen ejemplo por cómo organiza la música. Cambió la forma de manejar estos aparatos, casi sin botones y lo hizo usando el lenguaje del diseño de un consumidor particular como puedo ser yo. Pero siempre hay que tener en cuenta el contexto: un iPod para un pescador en Alaska no es tan bueno porque si se moja se rompe y porque no se puede usar con guantes.

-¿Qué desafíos tenés en estos momentos?

-Estoy planteándome la posibilidad de un negocio con mayor estructura, más general y abarcativo. Me gustaría abrir una oficina de diseño en Buenos Aires y ofrecer servicios de ergonomía. Hay mucho talento en Argentina. De una naturaleza que no hay en otras partes del mundo. Ahí el talento y la capacidad industrial es mas artesanal, como de un taller, menos industrial. A mí me gustaría industrializarlo un poco, crear una marca, que sume valor agregado y poder exportar. Para eso hay que ver que se hace bien y luego explotarlo.

Manuel, durante su paso por Humanscale, una famosa empresa de diseño de objetos de oficina, se convirtió en un referente del diseño ergonómico, ese que busca la mejor relación entre la persona y el objeto. Así abrió Manuel Sáez & Partners: su propia empresa, donde dirige un equipo de cuatro diseñadores.

-Vos mencionaste la importancia de trabajar con gente con la que te llevás bien. ¿Cómo lográs eso en la práctica?

-En este momento estoy leyendo libros sobre liderazgo porque me interesa mejorar en ese aspecto. Me doy cuenta de que es muy importante que las personas de tu equipo siempre estén creciendo. Porque ese crecimiento, ese desarrollo produce respeto, compromiso, honestidad y dedicación. Hay un vínculo que va más allá del trabajo cuando lo que hacés te vuela la cabeza. Por eso yo digo que cuando alguien de mi equipo deja de crecer es porque llegó su momento de "graduación".

-¿Cuales son las mayores dificultades que tuviste en tu profesión?

-La comunicación es todo un desafío, en lugares como China sobre todo. Los conceptos de calidad son diferentes. Qué está bien y qué no. Hay un período de asimilación que requiere mucha paciencia y entrega.

-¿Cómo se nutre tu lado romántico en el diseño?

- Lo romántico está en lo subliminal. Es el mensaje escondido. Como el ejemplo de la nieve y lo que eso transmite. Pero no se trata de la simpleza, ni de la obviedad necesariamente, porque esas cosas dependen de la experiencia de cada uno, de lo que uno está acostumbrado a ver. Un amigo vino a Nueva York a pasar las fiestas y a él lo sorprendió la cantidad de gente en la calle. A mi la energía que esta ciudad transmite todavía me maravilla. Y en Tucumán quizá me sorprende lo fácil y común que es juntarte con un amigo a tomar un café.

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