Marxista, guerrillera y presa política

Marxista, guerrillera y presa política

Por Diana Renee - Columnista DPA.

02 Enero 2011
Dilma Rousseff enfrentará el más duro reto de sus 63 años de vida: además de ser la primera mujer en llegar a la presidencia de Brasil, tendrá la tarea de suceder al gobernante más popular de la historia del país, su padrino político, Lula da Silva. Y todo esto poco más de un año después de enfrentar con éxito un cáncer linfático que en 2009 puso en duda su candidatura. "Dilma sorprendió a muchos al participar en un proceso que jamás había vivido antes -la disputa electoral- y salir victoriosa. Tiene una gran capacidad de aprender y de adaptarse a situaciones nuevas y extraordinarias. Su fibra es impresionante", dijo Lula, al pronosticar que su delfín sorprenderá a los que dudan de su capacidad para gobernar.

Tras su victoria en la segunda vuelta, el 31 de octubre, la presidenta electa optó por mantener un perfil bajo. Apareció pocas veces en público y evitó acompañar a Lula en varias citas. Ella nació en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, hija de un poeta y empresario búlgaro, Pedro Rousseff, y de una maestra brasileña. Inició sus estudios en una prestigiosa escuela católica, pero pronto se decantó por las ideas marxistas, lo que la llevó a unirse a los 17 años a Política Obrera (Polop). Tres años más tarde se acercó a movimientos más radicales -el Comando de Liberación Nacional (Colina), que a la postre se unió a la Vanguardia Popular Revolucionaria (VAR-Palmares)- donde recibió entrenamiento de guerrilla, aunque asegura que jamás llegó a participar en acciones armadas. En 1970 fue capturada por la policía política de Sao Paulo y sometida a torturas: "Nadie sale de esto sin huellas", admitió en 2009, cuando reveló que los casi dos años que pasó como prisionera política le dejaron problemas de tiroides. Tras recuperar la libertad, en diciembre de 1972, pasó a dedicarse a su única hija, Paula, y completó sus estudios de Economía. La política volvió a su vida en la década del 80, cuando se afilió al Partido Democrático Laborista (PDT), fundado por el líder socialista Leonel Brizola. En los años siguientes fue secretaria de Hacienda, de Energía, de Minas y de Comunicaciones de Río Grande do Sul, pero dejó el PDT y se afilió al PT de Lula, en 2001. Lula la conoció antes de conquistar el primero de sus dos mandatos, cuando participaba en una reunión con expertos en energía. Impresionado por el profundo conocimiento de Rousseff en este rubro, el mandatario decidió nombrarla ministra de Minas y Energía en enero de 2003. Desde ese entonces, su relación con Rousseff se fue estrechando, y en 2005 no tuvo dudas en designarla como ministra jefa del Gabinete Civil de la Presidencia. Rousseff cumplió con éxito la misión y fue "ungida" por Lula como candidata. Luego de sus triunfos en primera y segunda vuelta, todo el mundo comenzó la tiene ya como la referente política central de su país.

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