02 Enero 2011
En 2002, Barbarita Flores (foto), de 8 años, conmovió al país y a parte del mundo cuando lloró frente a una cámara de televisión porque tenía hambre. La niña -se comprobó luego- sufría un agudo cuadro de desnutrición. Su padre confesó que no tenía trabajo, por lo que le era muy difícil alimentar a sus ocho hijos. Desde distintos puntos del país, e incluso del exterior, llegó ayuda para la familia Flores. El caso de Barbarita puso al descubierto el estado de desnutrición que sufrían 12.000 niños tucumanos (datos del Siprosa). Entre ese año y 2003 se computó la muerte de 23 pequeños por malnutrición. El gobernador Julio Miranda soportó duras críticas, pero dijo que se trataba de un problema cultural y estructural. Los 10 años de gobierno menemista fueron apuntados como los principales causantes del mal.
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