Las denuncias de abuso sexual contra Assange nacieron de los celos y el enojo

Las denuncias de abuso sexual contra Assange nacieron de los celos y el enojo

Dos mujeres suecas lo acusan, él dice que las relaciones con ambas fueron consensuadas.

07 Diciembre 2010
LONDRES.- Sexo sin preservativos, celos y despecho están en el origen de las denuncias por violación y acoso sexual que llevaron a Julian Assange a estar detenido en Londres.

Una investigación que llevó a cabo el diario británico The Daily Mail puso en duda la validez de las acusaciones contra el fundador de Wikileaks, la red que generó un escándalo internacional cuando publicó miles de cables internos de las embajadas estadounidenses.

The Daily Mail hizo una crónica de lo sucedido, consultó fuentes policiales y cercanas a todos los involucrados. El diario Infobae publicó un detalle de esa investigación.

Según ese relato, el 11 de agosto de este año, Assange llegó a Estocolmo para participar del seminario "La Guerra y el rol de los medios", organizado por la ONG Brotherhood Movement. Fue invitado al evento por una mujer (Sarah) de aproximadamente 30 años, rubia y defensora de causas feministas.

Luego de conversaciones telefónicas y correos electrónicos, acordaron que él se podría alojar en su departamento en Estocolmo ya que ella iba a estar fuera de la ciudad, incluso en la fecha del seminario.

Ese jueves, Assange participó de la charla y luego se encontró con Sarah, que volvió a Estocolmo un día antes de lo previsto. Ella misma le dijo luego a la Policía que charlaron un rato y acordaron que él se podía quedar. Cenaron en un restaurante y al regreso tuvieron sexo en el departamento. Hasta ahí los relatos coinciden.

Las diferencias surgen a partir del uso del preservativo. Assange dice que se rompió, y Sarah alega que él se negó a usarlo. Luego de ese encuentro, Assange continuó en la casa de la mujer, que incluso organizó una fiesta para homenajearlo.

Esa mañana, un sábado, el fundador de Wikileaks conoció a otra mujer, Jessica, que había ido a escucharlo en un seminario en la Cámara de Comercio Sueca. Almorzaron juntos, con un grupo de amigos, y fueron al cine, pero luego Assange se retiró para ir a la fiesta que Sarah -su anterior conquista- le había preparado.

El lunes siguiente, Jessica y Assange quedaron en encontrarse en Estocolmo y desde allí, fueron tren a Enkoping, al departamento de ella, a 20 kilómetros de la capital sueca. Tuvieron sexo y según la declaración policial, usó preservativo. A la mañana siguiente volvieron a hacerlo, pero esta vez sin protección.

Jessica dijo tiempo después que se sintió decepcionada por la negativa de él a usar preservativo en el segundo encuentro, pero no habló de abuso sexual. Al día siguiente (martes) desayunaron juntos y se prometieron no perder el contacto. Assange volvió a Estocolmo a la casa de Sarah.

Lo que siguió es difícil de explicar. Jessica temía estar embarazada o haber contagiado una enfermedad sexual. Se contactó con Sarah a quien conoció en el segundo seminario. Llegó a ella por medio de amigos comunes con Assange y le contó su caso.

Disgustada o celosa, Sarah le pidió a Assange que deje su casa.

El 20 de agosto, las dos mujeres hicieron la denuncia en la policía sueca. Jessica quería forzarlo a que se hiciera un test de HIV. La oficial que las atendía concluyó que ambas fueron víctimas: Jessica de violación y Sarah de abuso sexual.

La policía comenzó a buscarlo pero no lo encontró. A los pocos días la Fiscalía decidió desestimar la acusación. Sarah fue entonces a la prensa local y declaró: "En ambos casos, el sexo fue consensuado pero se derivó en abuso. En esto nada tiene que ver el Pentágono o los Estados Unidos". Ambas contrataron al abogado experto en pleitos de género, Claes Borgstrom.

El caso se reabrió en setiembre y el mes pasado, Interpol dictó la orden de captura internacional por "delitos sexuales".

Assange dice que no hizo nada malo y que ambos encuentros sexuales fueron consensuados. Y hasta pidió un careo con Sarah y Jessica a lo que ellas se negaron. (Especial)

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