El aliento también fue monumental

El aliento también fue monumental

Los "decanos" se congregaron en el estadio y sufrieron como si el partido se disputara allí.

GRAN SHOW. Los simpatizantes de Atlético armaron una verdadera fiesta en el estadio de 25 de Mayo y Chile, donde siguieron con atención cada movimiento del equipo de Hrabina. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL GRAN SHOW. Los simpatizantes de Atlético armaron una verdadera fiesta en el estadio de 25 de Mayo y Chile, donde siguieron con atención cada movimiento del equipo de Hrabina. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
El Monumental también se vistió de fiesta. No faltaron las banderas, las bengalas, los redoblantes y las cintas. Una buena cantidad de hinchas de Atlético vio el partido como si estuviesen en la propia Ciudadela, alentando al equipo de sus amores.

Las dos pantallas ubicadas en el centro del campo del "José Fierro" esperaban a la única protagonista de la tarde-noche: la hinchada "decana". El alquiler de ambas pantallas, de 3,06 metros por 2,30, tuvo un costo de $ 20.000. Una reflejaba las imágenes hacia la tribuna que da sobre calle Chile, y la otra, hacia Laprida. "Ya lo veo, ya lo veo, que esta tarde..." entonaban desafiantes los simpatizantes albicelestes mientras aguardaban el inicio del cotejo.

El primero en salir a la cancha fue el "santo" y los silbidos se hicieron sentir. "Se viene Atlético, se viene el "decano", anunció el relator y explotaron las bombas de estruendo.

Un aliento ensordecedor cobró cuerpo en medio de tanta algarabía. "Ponga huevos, ?deca?, ponga huevos; ponga huevos, ?deca?, sin cesar, que esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar", coreaban los hinchas mientras los jugadores comenzaban a moverse.

Los "decanos" vivieron a full el cotejo. Si las cámaras de TV capturaban la imagen de un jugador de la contra, la tribuna se venía abajo de los abucheos. Ni Héctor Baldassi se salvó de los silbidos, aunque fueron en un tono más bajo, conciliador.

Y llegó lo que nadie esperaba: el gol de San Martín. Fue duro el golpe, pero el aliento aumentó. Sobre todo después del ansiado empate. El estadio estalló de júbilo. Se fue el partido, se selló el empate. "Estoy conforme, porque ellos tenían la obligación de salir a ganar en su cancha. Para nosotros es un buen resultado", analizó Camilo, que fue al Monumental con sus hijos Mauro y Franco. Faltó el triunfo, pero sobró aliento.

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