La estimulación es un arma contra patologías neurológicas

Aparece casi silenciosamente y muchas veces se la toma a broma. "Se me hizo una laguna mental". "No me acuerdo dónde puse las llaves". La pérdida de la memoria es una de las señales primeras del Alzheimer, una de las enfermedades neurodegenerativas que desencadena en demencia y la que la ciencia médica aún no encontró una cura. Científicamente no se sabe cuál es la causa, pero a través de la investigación, los expertos han logrado caracterizar ciertos síndromes neurodegenerativos sobre los cuales se fijan tratamientos paliativos y farmacológicos que ayudan a mejorar la calidad e vida de los pacientes que sufren algún tipo patologías que derivan en la demencia, además del Alzheimer, el Parkinson y la epilepsia. "Desde hace 10 años cambió totalmente el panorama desde el punto de vista científico, porque hubo mucha investigación básica en cerebros pos morten y estudios experimentales. Si bien no hay cura, lo importante en las enfermedades neurodegenerativas es el diagnóstico hecho lo más temprano posible, y en la aplicación de tratamientos de estimulación", sostiene la experta española María Trinidad Herrero, neuroanatomista y catedrática de Anatomía, de la Facultad de Medicina de Murcia, España, quien participó en Tucumán, del Curso Anual de Educación Continua en Neurología y Neurocirugía que dirigen los médicos de la Facultad de Medicina de la UNT, Federico Pelli Noble y Elsa Estela Salas.

En este módulo dedicado a la demencia, y destinado a clínicos, neurólogos y profesionales de la salud del NOA, participaron especialistas reconocidos mundialmente, entre ellos Herrero, quien se dedica actualmente a la investigación de las enfermedades neurodegenerativas; Facundo Manes, que dirige el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro); y los especialistas de Buenos Aires, Emilia Gatto, y Julio Oscar Prost. En una charla con LA GACETA, Herrero consignó que el Alzheimer se manifiesta más en personas mayores de 60 años, y en mujeres más que en varones, por el hecho de que las mujeres tienen una esperanza de vida más elevada.

"Sin embargo, algunos síndromes neurodegenerativos cursan con demencia en etapas más jóvenes. Aunque aún no se sabe qué origina esta enfermedad, se conoce que existe una predisposición genética y factores ambientales que inciden en la aparición de síndromes neurodegenerativos", indicó. Opinó que algunos de esos síndromes podrían prevenirse con el diagnóstico temprano, e incluso hasta podría hacer desaparecer ciertas patologías si se toman medidas contra el sedentarismo, el aumento del colesterol, el consumo de tóxicos y de drogas, tanto lícitas como ilícitas, ya que estas producen envejecimiento. "Se trata en definitiva de cuidar la calidad de vida", indicó. Respecto del tratamiento, Herrero puso el acento en la estimulación cognitiva y física más que en el farmacológico, que se aconseja para la primera etapa de la enfermedad. Advirtió que la hipertensión, el colesterol y la diabetes predisponen las patologías vasculares que precipitan la aparición de síntomas clínicos degenerativos, como la demencia, la pérdida de memoria, las alteraciones de la conducta en general, y los cambios cognitivos.