Ocultó sillas, frustró la sesión y obligó a que detallen las obras

Ocultó sillas, frustró la sesión y obligó a que detallen las obras

En Famaillá, un edil guardó los muebles en su oficina para ganar tiempo y transparencia. Un proyecto millonario iba a ser tratado sobre tablas y sin mayores explicaciones a los representantes vecinales. Pero una "movida" conspiró contra el apuro oficialista.

27 Agosto 2010
Unos lo tomaron a risa; otros, en cambio, criticaron a todos los concejales. Aunque al principio, algunos vecinos no podían creer lo que había ocurrido en el Concejo Deliberante, el hecho terminó siendo el comentario de la semana en Famaillá, donde los concejales no pudieron sesionar porque no había sillas.

Cada vez que se llama a sesión, los ediles suelen reunirse en una pequeña oficina en la que sólo hay una mesa grande y 10 bancas (una para cada concejal). El resto de los asistentes (funcionarios, asesores y empleados de bloque) se ubica alrededor. Y si algún vecino quiere presenciar el debate, debe hacerlo de pie.

El viernes, se había convocado a sesión, con un orden del día de 12 temas. A las 20, hora señalada para la reunión, había siete de los 10 ediles. Entre los presentes no se ponían de acuerdo si tratar o no un proyecto que no figuraba en el temario, pero que podía ser incluido sobre tablas.

La iniciativa que generaba discusión interna era la adhesión al decreto acuerdo 12/3 del Gobierno, recientemente ratificado por la Legislatura, que permitirá que Famaillá reciba $ 3 millones por el Fondo Federal Solidario (retenciones a la soja).

Tras la polémica, la mayoría resolvió hacer la sesión e incluir el proyecto sobre tablas. Sin embargo, al llegar al salón descubrieron que no había sillas. Se armó un revuelo en un santiamén. Varios concejales no ocultaban su bronca. Pero, nadie sabía responder dónde estaban las sillas.

Harto de esperar que aparecieran las sillas, el edil Alfredo Abregú (PJ) se retiró del edificio. La salida de Abregú hizo caer la sesión, no sólo por falta de sillas, sino también por falta de números: aprobar una ordenanza sobre fondos públicos requiere una mayoría especial de siete votos.

Para colmo, nunca llegó secretario del Concejo, Marcelo Masmuth. Aquella noche, todos se retiraron sin saber qué había ocurrido con las sillas. Pero, el lunes, un rumor comenzó a circular. En los bares, en las calles y en las radios locales se comentaba que un edil había escondido las sillas para evitar que se hiciera la sesión.

El autor del hecho
Como el zumbido de las abejas, el runrún nacía en el Concejo y crecía afuera, apuntando al concejal Jesús Salim (PJ) como el responsable de la desaparición de los muebles.

El propio Salim admitió ayer a LA GACETA que él fue el autor intelectual y material. Dijo que sacó las sillas, las llevó a su oficina, apagó la luz y cerró la puerta con llave. "Mi intención fue demorar la sesión y ganar tiempo con la idea de conocer a fondo el proyecto para que no se tratara sobre tablas, porque hasta ese momento nadie tenía información sobre los fondos, ni en qué cuenta se depositarían ni mucho menos cómo se iban a usar", dijo.

El martes, hubo más discusiones entre los ediles. Incluso, Abregú presentó un proyecto para despedir al secretario del Concejo, el ausente Masmuth.

Salim dijo que al haber caído la sesión, los vecinos ganaron en transparencia, porque los concejales se reunieron con el secretario de Hacienda, que explicó cómo se iban a aplicar los recursos. "Se convocó a una nueva sesión, con el proyecto dentro del orden del día. He logrado el objetivo, porque el debate, incluso, fue seguido por vecinos", aseveró.

La sesión se hizo el miércoles a la noche. Había sillas y estaba el secretario del cuerpo. La ordenanza establece que Famaillá recibirá cinco cuotas de $ 600.000. Además, Salim dijo que la intendencia se comprometió a hacer participar a los concejales en la ejecución de las obras.

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