26 Agosto 2010
COPIAPO, Chile.- Tras la euforia que siguió a su milagroso hallazgo el domingo y que conmocionó al mundo, socorristas trabajan aceleradamente en la instalación de una gran máquina que recién el fin de semana comenzará a perforar un ducto que le permitirá sacar del encierro a los 33 mineros atrapados hace 21 días a 700 metros de profundidad. "Lo más probable es que nos enfrentemos a un período de depresión, de angustia, de decaimiento", dijo ayer el ministro de Salud, Jaime Mañalich. "Estamos preparando fármacos para ello. Pero sería ingenuo pensar que van a ser capaces de mantener este tremendo ánimo que han mostrado durante este tan largo período de tiempo", agregó.
Los mineros reciben líquidos, alimentos y medicinas, que podrían incluir antidepresivos, para ayudarlos a soportar una espera de al menos tres meses antes de poder ser rescatados. Ante este escenario, se montó un plan sin precedentes para intentar mantenerlos sanos, bien alimentados y psicológicamente preparados para lo que se encamina a ser el mayor rescate en la historia mundial de la minería. "En esta verdadera epopeya que va a durar del orden de 90 días, hemos dado un paso extraordinario al entregar 2.000 centímetros cúbicos de líquido a cada uno, de enviarles medicamentos y una primera fase de realimentación", dijo Mañalich.
Dos sismos
Los mineros ya han sido avisados telefónicamente sobre el tiempo que deberán esperar para salir de las profundidades. Paralelamente, los equipos de psicólogos se esfuerzan en mantener el espíritu optimista, tanto entre los mineros como en los familiares acampados en las afueras de la mina San José. Ayer, dos sismos de mediana magnitud sacudieron el norte de Chile, aunque no causaron alarma en la zona donde los mineros están atrapados.
Los especialistas preparan juegos de naipes, guiones de teatro y apoyo psicológico a los mineros para que soporten la larga espera antes de su rescate. "Para mantener la salud mental es importante que se comuniquen abiertamente y sin filtros con sus familiares, ya sea por carta o por teléfono", dijo Claudio Barrales, psicólogo clínico de la Universidad Central. El minero Edison Peña le escribió a su familia que le dolía el alma estar bajo tierra y no poder decirles que estaba vivo. Otro minero le prometió a su mujer que le compraría un vestido de novia y se casaría por la Iglesia tras 25 años de matrimonio por el civil. Durante todo este tiempo, un pequeño ducto servirá de vía postal y de alimentación. Incluso se prevé enviarles proyectores para ver películas. (Reuters)
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