La economía después del 25 de mayo

La economía después del 25 de mayo

Tres reconocidos economistas nacionales analizan para LA GACETA las perspectivas y necesidades del país, que obligarán al futuro equipo de gobierno a tomar medidas de fondo y sustentables en el tiempo.

PRODUCCION PERIODISTICA: HORACIO GALIANA - FOTOMONTAJE: RAUL VALVERDI. PRODUCCION PERIODISTICA: HORACIO GALIANA - FOTOMONTAJE: RAUL VALVERDI.
04 Mayo 2003
"Ahora o nunca" podría ser el eslogan que tendrá que marcarse a fuego el nuevo presidente que surgirá del ballottage, el 18 de mayo.
Si bien la Argentina nunca ha dejado de sorprender al mundo por sus periódicas y profundas crisis, la actual parece marcar un punto de inflexión. Las graves falencias que afectan al país desde hace décadas, y que se acentuaron dramáticamente en los últimos cinco años, hacen coincidir a todos los sectores en que el próximo gobierno no tendrá margen para adoptar decisiones de carácter transitorio.
Deuda externa, relaciones con el Fondo Monetario Internacional, integración con el resto del mundo, política cambiaria-dólar, desempleo, salario, tarifas de servicios públicos, seguridad, reforma del Estado, obras públicas, reforma impositiva, salud, educación y ayuda social son algunas de las múltiples partes de un rompecabezas que quitará el sueño a los integrantes del próximo equipo de gobierno, en especial al presidente y al ministro de Economía.

Dos estilos
Para superar esa intrincada red de dificultades en materia económica, los dos candidatos presidenciales -Néstor Kirchner y Carlos Menem- han elegido a dos economistas de distintas edades pero que, en el fondo, no presentan diferencias sustantivas.
El actual ministro de Economía, Roberto Lavagna, seguirá al frente de la cartera en caso de imponerse Kirchner. El joven economista Carlos Melconian acompañará a Menem.
Tanto uno como otro profesional son partidarios del actual sistema capitalista que predomina en el mundo globalizado. Según los analistas, las estrategias de Lavagna y de Melconian varían en adoptar un capitalismo con mayor o menor apertura, mayor o menor proteccionismo, etc.
Por otra parte, ninguno de los dos expertos opta por políticas extremas, en materia de nacionalismo o populismo. Tampoco son partidarios de realizar promesas fáciles.

La atenta mirada del FMI
Otra de las particularidades que presentará la próxima administración de gobierno, será el hecho de contar con un supervisor internacional en extremo exigente como es el FMI, con un equipo permanente instalado en la misma Buenos Aires.
En este aspecto, al menos por ahora, no se presentan mayores fricciones. Por el contrario, el director del departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Anoop Singh, dijo que la economía argentina podría lograr "una recuperación fuerte después de 12 meses de un nuevo gobierno".
El funcionario dijo que la Argentina ha sostenido las tendencias de estabilización que comenzaron a surgir el año pasado, mejorando sustancialmente la situación macroeconómica a corto plazo y dando una buena base para que el próximo gobierno adopte el tipo de reformas estructurales duraderas, que generarán un crecimiento sostenido.

Desde distintos ángulos
Para analizar las perspectivas económicas que se presentarán a la gestión de gobierno venidera, LA GACETA requirió la participación de tres reconocidos economistas nacionales de distintas escuelas: Héctor Walter Valle, quien fue director de Planeamiento de la Nación durante 20 años y que actualmente integra el Grupo Fénix (Facultad de Ciencias Económicas de la UBA). Asimismo, es director de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). Otro analista es Juan Carlos Cachanosky, profesor e investigador de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas y Administración (Eseade) y de distintas universidades. También brinda su opinión Ricardo Iván Fuente, economista jefe de Ecolatina, consultora de empresas que fue fundada por el ministro Lavagna en la década del 70.

PUNTOS DE VISTA
Tienen que volver las inversiones

Por Juan Carlos Cachanosky
Doctor en Economía - Profesor e investigador del ESEADE y de la UCA (Rosario)


Para que la economía se reactive hay una sola fórmula viable, que es la inversión de empresas en un contexto que les permita o asegure rentabilidad y bajos riesgos. Las empresas no van a países donde la rentabilidad es baja o el riesgo de invertir es alto.
Por eso, cualquier medida que tienda a crear condiciones para que la rentabilidad de los capitales crezca, y que esto provoque inversiones, demanda de trabajo y aumento de los salarios reales, con un riesgo mínimo, va a ser favorable para el país. Esto implica achique del gasto público, reducción de impuestos, equilibrio fiscal, seguridad jurídica y física, respeto por la propiedad (no se pueden hacer cosas como el corralito), mantener las privatizaciones y aumentar la competencia en los sectores. Este conjunto de cosas va a ayudar al crecimiento.
Néstor Kirchner está muy lejos de hacer cualquier cosa que se asemeje a esto. Habla Kirchner y sube el riesgo del país, porque dice que va a estatizar, que va a cerrar la economía y que va a hacer un montón de cosas que ya se han probado durante muchos años en la Argentina y que han mostrado un profundo fracaso. Eduardo Duhalde es un ejemplo de eso; Carlos Menem es otro ejemplo, de manera que mi esperanza respecto de que cualquiera de los dos candidatos vaya a hacer lo que enuncié, es muy poca.
Menem, al buscar alianzas con Adolfo Rodríguez Saá, que es quien aumentó el riesgo declarando el no pago de la deuda y haciendo zafarranchos en pocos días, muestra que en realidad no puede ser el autor del cambio. En algún momento se pudo creer que Menem podría crear condiciones favorables, pero entró nuevamente en la transa política, como los típicos dirigentes argentinos que nos han llevado a este desastre. Lamentablemente, la ciudadanía está atrapada en manos de un grupo de inútiles que son los que competirán en el ballottage. En este sentido tengo pocas esperanzas. Ojalá que cuando lleguen se transformen como lo hizo Menem en 1989, aunque por ahora las señales que emiten los dos son bastante depresivas.
Si gana Kirchner va a ser un gobierno compartido con Eduardo y con "Chiche" Duhalde, es decir que va a ser más de lo que tenemos.
(Exclusivo para LA GACETA)

El país no puede hacer más ajustes
Por Héctor Valle
Licenciado en Economia Política - Director de la FIDE - Integrante del grupo Fenix


El panorama que se le presenta al nuevo gobierno no es fácil. En la segunda parte del año se va a tener que volver a negociar con el FMI, que está dando señales de pedir mayor recorte fiscal y un programa monetario muy duro. También pretende que se avance con la privatización de la banca estatal.
En segundo lugar, hay que reconocer que el contexto internacional en el que se mueve el país está bastante poco dinámico.
Por lo tanto, si la nueva administración acepta una negociación con el FMI, que incluya metas fiscales muy duras y si a su vez no desenvuelve acciones dirigidas a reactivar el mercado interno, lo cual requeriría políticas alternativas a las del organismo internacional, es probable que nada cambie sustancialmente. El crecimiento se mantendría en los niveles actuales, al igual que el desempleo, y continuaríamos con los mismos graves problemas.
Para congeniar entonces las promesas que realizó Néstor Kirchner, en el sentido de que va por una economía productiva, que permita mejorar el nivel de empleo y de los salarios, hay que entender, en primer lugar, que la demanda internacional está muy aplastada. Luego, que para poder reemplazar a esa demanda internacional con la recuperación del consumo y la demanda interna es imprescindible flexibilizar las metas con el FMI.
Si la Argentina entra en negociaciones con el Fondo manejando un ajuste del tipo que le están pidiendo es difícil conseguir las metas que los candidatos están anunciando. Si triunfa Kirchner y Roberto Lavagna continúa al frente del Ministerio de Economía deberá realizar profundos cambios, no obstante haber sido su gestión particularmente exitosa, teniendo en cuenta la situación en que estaba la economía cuando él asumió. El problema que se plantea ahora es cómo crecer.
Lavagna o quien sea el ministro, tendrá que negociar metas de superávit fiscal, de restricción monetaria y de privatización de la banca estatal, además de encarar toda la negociación con los acreedores externos. En este aspecto hay un conflicto entre los objetivos de crecimiento y la restricción que impone el condicionante externo que es el acuerdo con el FMI.
(Exclusivo para LA GACETA)

El modelo debe ser similar al actual
Por Ricardo Ivan Fuente
Economista -Jefe de Ecolatina - Profesor en la Escuela de Posgrado Ciudad Argentina (EPOCA)


Más allá de los candidatos que se anuncian para manejar la economía después del 25 de mayo, el modelo no debería diferir mucho de lo que se viene haciendo. Obviamente, puede haber decisiones diferentes en algunas cosas esenciales, como por ejemplo el manejo del tipo de cambio, de la política fiscal o de la política monetaria.
Quedó demostrado en la Argentina, después de 10 años de convertibilidad, que experimentos de esa naturaleza, que no se ejecutan en otras partes del mundo, no dan buenos resultados. Por lo tanto, en el país hay que seguir transitando por el sendero que marca este modelo, que se inició el año pasado, y que no es extraño al que se aplica en otras partes del mundo.

Materias pendientes
De todas maneras, hay materias que quedan aún pendientes de la salida tumultuosa de la convertibilidad, y otras reformas estructurales que son necesarias, cualquiera sea el ministro que asuma en 20 días más.Entre los asuntos de mayor relevancia figura la reestructuración de la deuda pública, que ya ha sido iniciada en un proceso preliminar que incluye la coordinación con todos los acreedores. Luego tendrá que ser encarada en forma más rápida y profunda.
También deberá estudiarse la actualización de las tarifas públicas.La reforma tributaria y fiscal -nacional y provincial- es otro de los temas que requiere prioridad de tratamiento. En la medida que la recaudación fiscal lo permita, se deberá ir hacia un sistema de impuestos menos distorsivos, aunque en estos tiempos de crisis sea muy útil para poder cumplir con las obligaciones del Estado. En este sentido se deberá instrumentar un sistema impositivo más equitativo, progresivo, quizás con énfasis en Ganancias, y con una menor alícuota del IVA. En el largo plazo, podría ser sin retenciones y sin impuestos a los débitos y créditos bancarios. En el fondo de esto también está la Ley de Coparticipación Federal.
Una cuarta medida es completar la reestructuración del sistema financiero, posibilitando que este enfoque su apoyo a la actividad productiva.
(Exclusivo para LA GACETA)

TEMAS CALIENTES

POBREZA.-El decaimiento progresivo de la actividad económica en los últimos años, en especial desde 1999, llevó a la pobreza al 58,5% de los argentinos, índice que exime de comentarios en un país que supo estar entre los diez más ricos del mundo.

DESEMPLEO.- Uno de los flagelos de la Argentina lo constituye la gran masa de desocupados y subempleados. Son económicamente activos 15,5 millones (42,9%). Del total de la población (37,5 millones), unos 5,5 millones (35,3%) son ocupados; 2,7 millones están desocupados; 2,1 millones (13,8%) son subocupados demandantes, y 948.000 (6,1%) son subocupados no demandantes (Indec, octubre 2002).

CREDITO INTERNACIONAL.- Lograr la restauración del crédito internacional para incentivar la producción y reinsertar a la Argentina en el mundo es uno de los objetivos prioritarios del próximo Gobierno.

DEUDA PUBLICA.- También urgirá a la nueva administracion la renegociación de la exorbitante deuda pública de alrededor de U$S 160.000 millones, para recomenzar a pagar en tiempo y forma, con el objeto de recuperar la confianza de los inversores internacionales.

DEFICIT FISCAL.- El logro del equilibrio fiscal en la Nación y las provincias es una de las mayores exigencias del FMI y de las otras entidades crediticias para renegociar la deuda argentina.

SERVICIOS PUBLICOS.- La renegociación de las tarifas de los servicios públicos, el fortalecimiento de los organismos de control y el mantenimiento de las inversiones son aspectos esenciales que deberán resolverse en los próximos meses.

OBRAS PUBLICAS.- Se impone desarrollar un fuerte plan de inversiones para la construcción de viviendas, rutas y servicios, a fin de permitir el mantenimiento de la infraestructura indispensable en todo el país en esas áreas.

SALUD.- Crear un sistema de salud que asegure cobertura a los sectores más desprotegidos (pobres, niños y ancianos, especialmente) es otra tarea que espera a la nueva gestión de gobierno.

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