Conoció el destino de su esposo

Conoció el destino de su esposo

Los documentos agregados como prueba echaron luz sobre un caso.

23 Junio 2010
Su corazón latió fuerte. La confirmación de la noticia tan temida llegó desde el frío texto escrito a máquina sobre un papel amarillento. En el renglón 119 del Indice de "Declaraciones de Delincuentes Subversivos" apareció el nombre de su esposo, desaparecido el 21 de octubre de 1976, con un agregado en la columna "Observaciones": la sigla DF (Disposición Final). Así supo que Alejandro Oscar Lago no aparecería con vida.
"Estoy muy conmocionada, muy conmovida desde que vi su nombre, mal escrito (en la lista figura como Oscar Alejandro Lagos). Tal vez todo esto me permita cerrar cosas. Ya sabemos que lo asesinaron; ahora queremos saber dónde está, con la posibilidad de encontrar sus restos. Al secuestrarlo, dejaron sus documentos y los anteojos; fue la primera tortura", aseveró, quebrada en llanto, María Eloísa Martínez Aráoz.
Este caso se derivó de la prueba aportada por Juan Carlos Clemente en el juicio que se sustancia en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF), por el funcionamiento del centro clandestino de detención de la ex Jefatura de Policía, que ayer se conoció públicamente cuando el testigo fue interrogado por el fiscal federal Alfredo Terraf.

"Me llevan"
"Nunca reconoció nadie que había detenido a mi esposo. Cuando lo atrapan en Alderetes, mientras iba a su trabajo, llegó a gritarle a un compañero de trabajo: 'me llevan'. Hicimos las búsquedas y averiguaciones posibles, presentamos habeas corpus, pero sin resultados favorables; siempre nos negaron todo", recordó.
Martínez Aráoz indicó que impulsó una causa por su esposo como desaparición forzada de persona y que tenían datos informales sobre que había estado detenido en la ex Jefatura. La esposa de Lago es patrocinada por su hermano Raúl Martínez Aráoz, quien entregó un escrito leído por Terraf en la audiencia. En este se desmiente que Lago haya tenido apodos y se remarca que se realizaron arduas e infructuosas gestiones ante las autoridades de entonces, en especial por parte de Julio Lago y de Raúl Martínez Moreno. "Aparece ahora, por primera vez, documentadamente secuestrado en la ex Jefatura con la indicación de su muerte, sin explicación alguna sobre motivo o causa", se plantea en la nota.