Tucumán reconoció a Alberdi en vida

Tucumán reconoció a Alberdi en vida

Bautizó con su nombre la calle que conducía al Hospital.

EL BOULEVARD ALBERDI. Esta fotografía de fines del siglo XIX muestra la importante arteria, a la altura del actual Hospital Angel C. Padilla. LA GACETA / ARCHIVO EL "BOULEVARD" ALBERDI. Esta fotografía de fines del siglo XIX muestra la importante arteria, a la altura del actual Hospital "Angel C. Padilla". LA GACETA / ARCHIVO
Es conocido que el prócer argentino nacido en Tucumán, doctor Juan Bautista Alberdi (1810-1884), distó de tener siempre el reconocimiento indiscutido que hoy se le tributa. Por el contrario, sus diferencias con Bartolomé Mitre y con Domingo Faustino Sarmiento; su condición de diplomático de la presidencia Urquiza, y su cerrada oposición a la Guerra del Paraguay, le granjearon, por muchos años, el rechazo de muchos dirigentes porteños y de buena parte de la prensa de esa capital. Recién en 1964 se colocó su estatua en Buenos Aires.

En cambio, Tucumán consideró siempre como hijo predilecto a Juan Bautista Alberdi, incluso cuando aún vivía. Bautizó con su nombre la calle que lo lleva hasta hoy. La misma ya en 1883 se denominaba "boulevard Alberdi". Era una arteria importante, y había sido empedrada porque conducía al flamante Hospital Mixto "Nuestra Señora de las Mercedes" (hoy Padilla). Años antes, en 1879, el autor de las "Bases" había sido elegido diputado por Tucumán al Congreso Nacional, junto con Lídoro J. Quinteros.

Recién llegado de Europa tras una ausencia de 41 años, se incorporó a la Cámara el 17 de setiembre de 1879. Es sabido que le tocó la revolución porteñista de 1880, y que la minoría de la corporación, reunida en Belgrano, declaró vacante su banca. El período de Alberdi sería completado por Silvano Bores. Es igualmente conocido que el 3 de agosto de 1881 se embarcó de regreso a Europa, donde fallecería el 19 de junio de 1884.

El tributo de Tucumán a Juan Bautista Alberdi se completaría el 25 de setiembre de 1904, cuando se descubrió en la plaza de su nombre la magnífica estatua, obra de Lola Mora, construida por ley provincial de 1889.

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