Dios, uno en tres personas

Dios, uno en tres personas

Pbro. Dr. Jorge A. Gandur

30 Mayo 2010
Este domingo se nos revela un gran misterio. El misterio íntimo de la vida de Dios. Según el Evangelio de San Mateo, las últimas palabras de Jesús que concluye su misión fueron: "Id... y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt, 28, 19).

Estas palabras inauguran la gran misión de la Iglesia, indicando su compromiso fundamental y constitutivo.

La primera tarea de la Iglesia es enseñar el Misterio del Dios escondido tres veces Santo. Un Misterio que no logramos abarcar con nuestra inteligencia limitada, pero que sí lo podemos vivir con un corazón encendido que la Gracia nos comunica. La segunda tarea es bautizar -y bautizar quiere decir sumergir-, por esto se bautiza con agua en la vida trinitaria de Dios. No tan sólo nos sumerge sino que nos transforma en templos vivos de ésta Trinidad.

El misterio es luz.

Cuando nosotros pronunciamos la ?señal de la cruz?, en la que nombramos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, deberíamos saltar de gozo de poseer a un Dios Uno y Trino, ya que la Trinidad viene a morar de un modo especial e inefable en el alma (la inhabitación). "Vendremos a Él y haremos morada dentro de Él" (Jn. 14, 23); con el Padre y el Hijo, el Espíritu Santo; por eso nos habla San Pablo del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado (2º lectura), y nos llama templos del Espíritu Santo (1 Cor 3, 16). Hemos de buscar a Dios en nuestro interior, para entablar con Él una constante conversación

Reflexionemos

Dediquemos en este día a descubrir a Dios en nosotros, entremos en nuestro corazón y descubramos que allí está Dios. ¿Nos sorprende? Pues entonces escuchemos los textos de la Escritura: En 1 Cor 7, 15 dice "¿no saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?". ¡Qué dignidad del hombre y cómo la debemos respetar!

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