Últimos propósitos de Monteagudo

Últimos propósitos de Monteagudo

El puñal del asesino en 1825 le impediría cumplirlos.

CALLE DE LIMA. En esa ciudad se produjo, una noche de 1825, el asesinato del tucumano Bernardo Monteagudo. LA GACETA / ARCHIVO CALLE DE LIMA. En esa ciudad se produjo, una noche de 1825, el asesinato del tucumano Bernardo Monteagudo. LA GACETA / ARCHIVO
Es sabido que el prócer tucumano Bernardo Monteagudo fue asesinado en Lima, en la noche del 28 de enero de 1825, cuando salía de visitar a su amiga Juanita Salguero. Nunca se estableció si el matador, Candelario Espinosa, solamente quiso robarle, o si cumplía el encargo criminal de una logia que dirigía el ministro Faustino Sánchez Carrión.

Meses antes, desde su destierro en Quito, había escrito una "Memoria". Decía allí que "a los que deseen saber mi situación, después de las vicisitudes que he sufrido, tengo el placer de asegurarles que vivo suelto de cuidados e inquietudes, libre de rivales, pues que a nada aspiro, y lleno de gratitud por la hospitalidad que he recibido de este país".

Monteagudo añadía que "con respecto al porvenir estoy también tranquilo, cualquiera que sea el plan que las circunstancias me obliguen a seguir. Yo no renuncio a la esperanza de servir a mi país, que es toda la extensión de América: mi edad (tenía 39 años entonces) me permite todavía formar cálculos, que aunque necesiten algunos años para realizarse, me dejan entrever a la distancia la satisfacción de salir de este mundo sin haber vivido en vano".

El formidable periodista de "Mártir o Libre", el asambleísta de 1813, el secretario de Guerra del general San Martín y su ministro en el Perú, tenía muchos enemigos. Estos se manifestaron incluso luego de su asesinato, haciendo circular en Lima un siniestro epitafio anónimo: "Yace aquí para siempre, compatriotas,/ el honorable inquisidor de Estado,/ protector de serviles y de idiotas,/ y opresor de los buenos declarado./ El pretendió tratarnos como ilotas,/ y con no iluminarnos se ha vengado./ Ideas liberales le acabaron;/ ideas liberales lo enterraron".

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