Fabi Cantilo llenó de nostalgia y emoción el Teatro San Martín

Detrás del telón, en medio del escenario, Fabiana Cantilo se quedó firmando autógrafos, sacándose fotos y charlando con los fans. Había actuado durante poco más de dos horas.
El público desbordó el Teatro San Martín para presenciar el lanzamiento de "En la vereda del sol", el nuevo disco de Cantilo, y escuchar sus nuevas versiones de grandes clásicos del rock argentino de todos los tiempos.
Fabi subió al escenario con puntualidad y de muy buen humor. Mientras cantaba derrochó despliegue escénico; saltó desde los parlantes o se arrodilló. Esa explosión de energía y vitalidad, por suerte, esta vez no provocó consecuencias (un percance la obliga a mantener inmovilizado el antebrazo izquierdo). Es más; después del show les explicó a quienes se le acercaban que se había caído de un escenario, y dio detalles sobre los tatuajes que le hicieron sus amigos en el yeso. Todos de alto contenido erótico.
La cantante interpretó temas del nuevo disco, como "Pupilas lejanas" (Los Pericos), "Persiana americana" (Soda Stereo), "Fuego (Intoxicados), "La vida es una moneda" (Fito Páez) o "Costumbres argentinas" (Andrés Calamaro).
Y después de las versiones de los éxitos de sus amigos pidió permiso para hacer un cover en inglés de una estrella que le gusta mucho: Sheryl Crow.
Acompañada por la banda que integran Marcelo Predacino (guitarra), Javier Miranda (batería), Cay Gutiérrez (piano) y Marcelo Capasso (bajo) también cantó algunos temas de "Inconsciente colectivo", su anterior trabajo en homenaje al rock argentino, y se sacó las ganas de mostrar algunos de su propia cosecha.

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Estas versiones son más acústicas que las del disco homenaje anterior, y eso llevó a la banda a tocar en una escala menor, acorde con el registro de Fabi. Además, entre el público hubo algunos comentarios desfavorables respecto del sonido, que en realidad parecen haber sido producto de una ecualización demasiado apoyada en los agudos.
Ella se emocionó y emocionó a un público compuesto mayoritariamente por treintañeros. Con los más chicos mantuvo luego conversaciones animadas y accedió a sus pretensiones de firmas o fotos. Hasta tomó entre sus brazos a un bebé que estaba con su madre, lo acunó y le cantó. Una imagen tierna que dista bastante de la rebeldía rockera que la caracteriza.  
Vestida con musculosa y calzas negras, con un short naranja y botas, Fabi dejó todo sobre el escenario, como siempre. Desde todos los rincones del San Martín la premiaron con encendidos aplausos y la despidieron con una ovación.