Denunció a su padre para que no abusara de sus hijos, como había hecho con ella

Denunció a su padre para que no abusara de sus hijos, como había hecho con ella

La mujer fue violada desde que tenía 11 años.

29 Marzo 2010
Durante toda su vida tuvo que resignarse a que su cuerpo no fuera de ella. Pero no iba a permitir que sus hijos tuvieran cada noche la misma pesadilla que la persigue desde niña: su padre abusando de ella. Por eso, lo denunció.

La historia de Melisa (se utilizan nombres ficticios para preservar la intimidad de las víctimas) es desgarradora. Nació hace 32 años en la capital. Cuando cumplió dos, sus padres se separaron, y la llevaron a Catamarca, para que la criaran sus abuelos.

Los años siguientes los pasó entre mudanzas desde la casa de su padre, Ricardo, a la de su madre, Silvina. La pugna acabó cuando la niña cumplió 11: el hombre la llevó a vivir con él y allí comenzó su calvario, le narró la mujer a la Policía.

Según los investigadores, los abusos sexuales que sufría Melisa por parte de su padre pasaron a ser casi una rutina. A los 13, como consecuencia de los ataques, la adolescente quedó embarazada, dijo. Así nació Mariana, su primera hija. Su padre las llevó a Aguilares. Vivieron en esa ciudad algunos meses y volvieron a Catamarca. Allí, la menor comenzó a ser violada también por un amigo de su padre, dijeron fuentes policiales. Todo parece indicar que Ricardo permitía que esto sucediera. Cuando Melisa cumplió 14, estando otra vez en Aguilares, nació Cecilia, su segunda hija. La víctima declaró que su padre las amenazaba de muerte: sospechaba que el bebé no era suyo, sino de su amigo. Desesperada, la joven tomó a la niña en sus brazos una noche lluviosa, salió de su casa y buscó poner a Cecilia a resguardo de su padre. Por eso, la entregó en adopción a una pareja de Concepción.

Enfermedad letal

En esa época, la primera hija de Melisa se enfermó gravemente. Murió poco después, como consecuencia de una meningitis fulminante. La adolescente, que ya tenía 16 años, quedó embarazada otra vez. Según relató, su padre había continuado violándola, y lo seguiría haciendo durante muchos años más. Silvina, la madre de la joven, realizó una denuncia en el área de asistencia social del Estado luego de la muerte de su nieta. Pero el reclamo no prosperó. Además, la mujer no quería hacerse cargo de su hija, que pasó a manos de una tía; pero esta también la echó a los pocos meses.

Melisa volvió con su madre, que convivía con un hombre. Todo el grupo viajó a San Juan, donde la adolescente formó pareja con Manuel. Tenía 19 años cuando dio a luz otra vez; tiempo después se separó y regresó a Tucumán, embarazada de su ex pareja, con su madre que había vuelto tiempo antes. Silvina le dice que no podía hacerse cargo de ella y los tres chicos y le sugiere que pida ayuda a Ricardo, que residía en Burruyacu. El hombre, otra vez, volvió a abusar de Melisa, y nacieron cuatro hijos más de esa relación.

Después de más de 20 años de silencio, Melisa se atrevió a denunciar a su progenitor. "Tengo miedo de que les haga algo malo a mis hijos", les dijo a los policías. Personal de la sección Seguridad Personal, a cargo de los comisarios Víctor Barraza, Raúl Ferreira y René Aguirre, fue en busca del sospechoso. El viernes a las 20.15 lo hallaron en la ruta 305. "Es él", dijo Melisa. Lo arrestaron en el acto. Según los investigadores, cuando vio que su padre era arrestado, la mujer rompió en llanto. Su calvario le dejó una herida muy profunda, pero el amor por sus hijos la hizo reaccionar.

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