"La Constitución fue dictada como símbolo de unidad"

"La Constitución fue dictada como símbolo de unidad"

Badeni, profesor de Derecho Constitucional de la UBA, señaló que se desconoce la génesis de la Carta Magna.

ESTANDARTE. Según Badeni, los ciudadanos deben defender la Ley Suprema. LA GACETA / ARCHIVO ESTANDARTE. Según Badeni, los ciudadanos deben defender la Ley Suprema. LA GACETA / ARCHIVO
27 Marzo 2010
Gregorio Badeni no deja de ligar los desencuentros, que advierte actualmente con preocupación en la sociedad argentina, con la falta de conocimiento y de vivencia efectiva de los principios y valores que contiene la Constitución nacional. "El desconocimiento obedece fundamentalmente al deterioro de la educación cívica y, en general, a la falta de dirigentes que cumplan fielmente la Carta Magna y cuyas conductas sean modelos para aquellos a quienes representan", advirtió a LA GACETA durante una entrevista telefónica. Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA), este catedrático de Derecho Constitucional aplaude iniciativas como "Chau indiferencia/Ahora la Constitución", en virtud de la cual nuestro diario -como otros del interior y de la Capital Federal-, junto con la edición del martes, repartirá gratuitamente ejemplares de la Constitución.

-¿Cuál es la importancia de esta campaña?

-Apunta a generar conciencia constitucional y respeto por las instituciones republicanas. La Constitución es un instrumento de gobierno en el que se establecen los fines de la sociedad y los medios para conseguir esos fines, que básicamente son tres: libertad, dignidad y progreso del ser humano. La Constitución fue dictada como símbolo de unidad nacional. Hay que recordar que entre 1810 y 1853/60 se desarrollaron cruentas guerras fraticidas que impedían la organización institucional sobre la base de la unión del pueblo argentino.

-La unidad, entonces, es el primer mensaje de la Constitución...

-Así es. Ese carácter de elemento de unión y de organización permitió que Juan María Gutiérrez, el 1 de mayo de 1853, cuando fue sancionada la Constitución, proclamara que ella "es la nación argentina hecha ley". Pocos meses después, cuando fue jurada solemnemente el 9 de julio en la Iglesia matriz de Catamarca, fray Mamerto Esquiú, en su sermón sobre la Constitución, destacó la importancia que ella tenía para disipar las luchas fratricidas y para concretar la unión en aras del progreso, la libertad y la dignidad. Este mensaje permitió el nacimiento del Estado argentino, que hasta entonces no existía. Aunque conservaron su autonomía, las provincias, a partir de la sanción de la Constitución, cedieron su soberanía, precisamente para forjar el Estado nacional sobre la base de la unión, la tolerancia, el respeto recíproco y el pluralismo.

-¿Resulta notable el contraste entre ese programa de unidad y lo que ocurre actualmente?

-Sí. Precisamente, eso se da porque no se conoce debidamente la génesis de nuestra Constitución, que muchos han proclamado como una de las mejores del mundo por su técnica y por su contenido. El desconocimiento determina que, muchas veces, los ciudadanos no sepan cuál es el fin que persigue la sociedad argentina y que, por el contrario, lo identifiquen con el que tiene la corporación a la que pertenecen. Esto, necesariamente, acarrea desunión e intolerancia.

-¿Que le diría al ciudadano que, después de leer la Constitución, puede advertir una notable distancia entre las previsiones normativas y lo que sucede en la realidad?

-Que no baje los brazos y que no acepte como un hecho consumado la desarticulación constitucional. Frente a las violaciones de la Constitución, hay que exigir que se concrete realmente la república democrática que ella impone. Todos, dentro de nuestras áreas de desempeño y de nuestras posibilidades, debemos hacer un esfuerzo para que nuevamente el curso del Estado argentino sea alcanzar la libertad, la dignidad y el progreso, para todos los habitantes, y no sólo para alguna corporación o facción.

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