La sequía hace renacer un poblado venezolano

La sequía hace renacer un poblado venezolano

Tiende a agravarse la situación en las centrales hidroeléctricas

CARO. Las panaderías pueden poner el precio que consideran adecuado. LA GACETA / ARCHIVO CARO. Las panaderías pueden poner el precio que consideran adecuado. LA GACETA / ARCHIVO
26 Febrero 2010
POTOSI, Venezuela.- La sequía ligada al fenómeno El Niño ha acarreado este año serios inconvenientes, como el racionamiento de luz y agua, a la mayoría de los venezolanos. Pero, para unos pocos, la falta de lluvias les ha permitido realizar un viaje agridulce por los caminos de la memoria. La reserva de agua Uribante está en su menor nivel en décadas, dejando al descubierto un pueblo que ha estado sumergido desde 1985, cuando el valle fue inundado para construir una presa hidroeléctrica.

Josefa García, de 74 años, vivía en ese pueblo. Ahora se siente agradecida porque la sequía, pese a que ha agravado la mayor crisis eléctrica en la historia del país petrolero, le ha permitido volver a su pasado. A la sombra de una iglesia de 26 metros de altura, que estaba prácticamente sumergida, García recuerda cuando el presidente Carlos Andrés Pérez llegó en helicóptero para decirles que el pueblo iba a quedar bajo las aguas y que todos tenían que salir de allí. "Acabaron con todos nuestros sueños", dijo la mujer, de pie en la vieja plaza.

Antes de su desaparición, esta villa andina en el occidental estado Táchira fue evacuada y sus 1.200 habitantes dispersados por todo el país. García se mudó a una región cercana y no había regresado a su antiguo pueblo hasta ahora.

Normalmente, sólo el capitel de la iglesia puede verse sobresalir del acuífero, de unos 20 kilómetros cuadrados. Pero recientemente, el nivel del agua cayó 30 metros y desnudó fantasmagóricos vestigios del pasado: la iglesia, casas derruídas, un cementerio, la plaza.

El presidente Hugo Chávez declaró este mes la emergencia eléctrica nacional en Venezuela, que obtiene el 70% de su generación a través de centrales hidroeléctricas. La crisis provocó que una compañía estatal de electricidad llegara a organizar una concentración de trabajadores para rezar para que lleguen las lluvias. "Estamos observando con preocupación que el aporte de ríos y afluentes al embalse ha bajado de 15 a 9 metros cúbicos por segundo en estas últimas tres semanas", dijo un vocero de la compañía estatal que maneja la presa.

Temen lo peor

La represa está ahora a tres metros de su nivel crítico para mover las turbinas. La planta hidroeléctrica Leonardo Ruiz Pineda, la tercera más grande del país, está operando a menos del 10% de su capacidad de 300 megavatios/hora (Mw) para evitar que el nivel caiga aún más.

La planta podría ser forzada pronto a recortar más su generación, ya que los pronósticos no auguran lluvias en la región. El embalse parece ahora estar descendiendo más rápido hace un mes. (Reuters)

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