Una mujer dijo que mató para recuperar a su hija y a su nieto

Una mujer dijo que mató para recuperar a su hija y a su nieto

Versiones opuestas sobre la causa del crimen

HIJO DE LA VICTIMA. Gabriel Andrés Juárez declara en el juicio. LA GACETA / LUIS MARIA RUIZ HIJO DE LA VICTIMA. Gabriel Andrés Juárez declara en el juicio. LA GACETA / LUIS MARIA RUIZ
17 Febrero 2010
Ella escuchó a los últimos testigos con atención. Permaneció en silencio, pero movía las manos y los pies nerviosamente. Sucede que, en las próximas horas, sabrá si recupera la libertad o regresa a los calabozos de la cárcel para Mujeres.

El lunes, cuando se sentó en el banquillo, M.L.T. les confesó a los jueces que había sido ella quien asesinó a Raúl Guillermo Juárez en 2006. "El tenía casi 50 años cuando embarazó a mi hija, que todavía iba a la primaria. Para colmo, los había secuestrado a ella y al bebé que tuvieron. Por eso fui a buscarlo. Pero él trató de pegarme con un bloque de cemento en la cabeza; tuve que hincarle el cuchillo sí o sí", afirmó la mujer, de 49 años.

Ayer, familiares de la víctima dieron otra versión. "Ellos, a mi entender, estaban enamorados. Había un hijo en el medio. Al principio a mi papá le dio vergüenza, pero después se decidió a convivir con ella. Yo creo que lo mató porque, desde que la chica se había mudado con mi papá, le dejó de dar plata", declaró Gabriel Andrés Juárez, de 28 años, hijo de la víctima.

Mañana, los jueces de la sala II de la Cámara Penal, Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Emilio Páez de la Torre, dictarán sentencia. La duda es si se trató de un homicidio simple o la mujer se defendió legítimamente.

Hasta el lunes, T. negaba haber matado a Juárez. Incluso, durante la etapa de instrucción (encabezada por el fiscal Carlos Sale), aseguró que no vio a la víctima la tarde del crimen. Pero su confesión lo cambió todo.

Según el expediente, el 7 de junio de 2006, la mujer entró a la casa de Juárez, ubicada en Florida al 1.100. Allí, estaban la hija de la acusada y su bebé (los nombres de las tres se mantienen en reserva por motivos legales). También se encontraba María Laura Castro, nuera del hombre asesinado.

La acusación indica que, luego de una discusión, T. comenzó a pelear con Juárez; finalmente, ella tomó un cuchillo y se lo clavó en el estómago al hombre. Luego, huyó con el bebé en brazos. El individuo murió dos días después en el Padilla. En 2008, la acusada fue arrestada; hoy continúa detenida.

T. declaró que cometió el homicidio porque Juárez golpeaba, violaba y había secuestrado a su hija y a su nieto. La joven, hoy de 18 años, le dio crédito a esta versión cuando declaró el lunes. "Yo tenía 12 años cuando empezó a hacerme esas cosas", dijo llorando. Y agregó que, la semana antes del crimen, Juárez la había obligado a mudarse con ella. "Me dijo que me iba a matar si lo dejaba", dijo la joven. Por ley, ella no podía declarar en contra de su madre; el tribunal se lo había hecho saber antes del interrogatorio.

Castro, ayer, también dio una versión distinta de la que brindó en la etapa de instrucción. "Ella (por T.) entró a la pieza de mi suegro; no sé sobre qué discutían, pero la escuché gritando: ’¡te voy a matar!’. Al rato, él (por Juárez) salió del cuarto ensangrentado. Ella tenía un cuchillo", dijo. Los jueces ya escucharon las dos campanas. Mañana, T. sabrá si le creyeron o no.
Detrás del estrado

Alegatos.- Mañana, el fiscal de Cámara, Daniel Marranzino, y el representante de la acusada, Tomás Robert, expondrán los alegatos ante los vocales de la sala II de la Cámara Penal. Luego, de la deliberación, el secretario Luis Lezana Flores dará a conocer el fallo.

Relato desgarrador.- El lunes, cuando la hija de la acusada prestó declaración, en el auditorio se vivió un clima de tensión. "Yo siempre le tuve odio por lo que me hizo. El tenía mucha fuerza: pesaba casi 100 kilos y medía como 1,80 (metro). Por eso le tenía miedo. Además, era de la barra brava de San Martín y siempre estaba armado", dijo la joven, en alusión a Raúl Guillermo Juárez.

Les falló la memoria.- Ayer, prestaron testimonio los policías César Lescano, del Hospital Padilla, y José Ponce, de la seccional 2a. "No recuerdo puntualmente ese hecho", coincidieron, al ser interrogados por el fiscal. Sin embargo, reconocieron sus firmas en el expediente y afirmaron que sus declaraciones judiciales eran verídicas.

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