Un caudillo barrial, que oficia de interlocutor con la dirigencia

Un caudillo barrial, que oficia de interlocutor con la dirigencia

18 Enero 2010
"La figura del puntero sobrevive como una última variante del estilo ’verticalista’ y ’personalista’ de la práctica política", aseguró el abogado e investigador de la Universidad Nacional de Tucumán, Agustín Torres.

De acuerdo con el letrado, la injerencia y el radio de acción de los punteros se circunscribe a una zona determinada. "En el caso de las provincias, por ejemplo, se limitan a un departamento, un distrito, una localidad o un barrio -señaló-. De modo que suelen tener delimitado, claramente, cual es el espacio físico dentro del cual pueden desplegar su estrategia de acción", afirmó.

Según Torres, la vigencia de estas prácticas resulta casi inconcebible en la actualidad, pero su persistencia se explicaría, entre otros motivos, por las ambiciones y las necesidades de la clase política. "En la actualidad se pregona la defensa y el pleno imperio de las formas institucionales, pero la permanencia de los punteros resulta explicable por la combinación entre las aspiraciones y las necesidades de la dirigencia política", dijo.

Además, postuló como otra razón de continuidad la posibilidad de que los punteros brindan a los políticos la posibilidad de acceder a un mayor número de ciudadanos y el relativo poder de convocatoria del cual estos disponen.

Torres se refirió al rol que interpretan estos dirigentes en el imaginario colectivo. "El puntero oficia como una suerte de caudillo barrial o lugareño, un interlocutor con la dirigencia de turno, la cual sería inaccesible para aquellas personas si no fuera a través de la intermediación del puntero", concluyó.

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