Las infecciones hospitalarias amenazan a bebés prematuros

Las condiciones o patologías que llevan a que un niño recién nacido se considere de alto riesgo son varias. Las patologías quirúrgicas o las cardiopatías congénitas ocupan un lugar importante y generalmente obligan a derivar a estos neonatos a instituciones de mayor complejidad. Pero, sin duda, la prematurez ocupa el primer lugar en esta lista. En el recién nacido prematuro, la inmadurez de sus órganos y sistemas lo hace particularmente vulnerable. Cuanto menores son el peso al nacer y la edad gestacional, mayores son los problemas de adecuación a la nueva vida y existe un mayor riesgo de mortalidad.
Cuando se recibe un paciente prematuro en la terapia intensiva es necesario preparar la unidad de pacientes con el equipamiento y los insumos que permitan el monitoreo, los cuidados y tratamientos en forma adecuada: regulación de la temperatura, administración de oxígeno y infusión de líquidos endovenosos, entre otros. Y, sobre todo, la asignación de enfermeras altamente entrenadas para su atención. Por su inmadurez inmunológica y su internación prolongada,  tienen mayor riesgo de contraer una infección hospitalaria, lo que agravaría el pronóstico, ya que son la primera causa de muerte.
"Para brindar una adecuada calidad de atención a los recién nacidos prematuros o de alto riesgo es necesario contar con conocimientos sólidos, destrezas y gran experiencia en el cuidado neonatal -asegura Nora Erpen, enfermera jefa del área de Neonatología del hospital Garrahan de Buenos Aires-. La capacitación de enfermería se hace en forma progresiva. Sólo cuando se han logrado varios objetivos, el personal de enfermería estará en condiciones de atender a recién nacidos críticamente enfermos. A su vez, es fundamental la actualización de los conocimientos y el entrenamiento de enfermería por medio de la educación continua."
La cuidadora de familias de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal y primera enfermera del Programa de Seguimiento de Riesgo del Garrahan, Clara Gilly, cree que para cuidar a los bebés de alto riesgo las enfermeras tienen que estar capacitadas. "Una enfermera que sigue la evolución de estos chicos observa su crecimiento y su desarrollo", explica.
La enfermera también resalta la importancia de la familia del bebé. "Antes se pensaba que la familia del recién nacido de alto riesgo tenía que permanecer lejos de este. Hoy se sabe que el paciente es toda la familia", afirma.