"Un campo de exterminio era una agonía constante"

"Un campo de exterminio era una agonía constante"

Jorge Klainman sobrevivió al Holocausto.

RECUERDOS. Klainman dice que su vida fue una sucesión de milagros. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ RECUERDOS. Klainman dice que su vida fue una sucesión de milagros. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
12 Noviembre 2009
Toma aire, acomoda sus 82 años en la silla y mira fijo: "No había vida bajo el régimen del nazismo. Un campo de exterminio era una agonía constante. Uno terminaba muerto de hambre, o era fusilado, o enviado a la cámara de gas. Los que tuvieron suerte se salvaron". El fue uno de ellos. Jorge Klainman perdió a toda su familia en las cámaras de gas. Desde entonces -tenía apenas 13 años- su vida fue, según su propia definición, una sucesión de milagros. Ahora, con el peso de los años y de los recuerdos, da testimonio de sus vivencias y alerta, según dice, sobre el nuevo auge que está teniendo el antisemitismo.
Klainman llegó ayer a Tucumán para participar de varias actividades. Hoy, a las 19.30, presentará su segundo libro, "Episodios de la Shoá (Holocausto)". A las 21.30, en la Kehilá, Las Piedras 980, dictará una charla a 71 años de la Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht). Esta fecha alude a la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, cuando se produjeron ataques a los judíos en toda Alemania y que, para muchos historiadores, fue el paso previo al Holocausto.
Luego de haber sobrevivido al exterminio nazi, Klainman llegó a la Argentina, donde vivía una tía, su única pariente viva. Pero en la frontera tuvo que verle la cara de cerca a la muerte otra vez. Ingresó como inmigrante ilegal esquivando los disparos de los gendarmes porque, en aquel entonces, estaba prohibida la entrada de sobrevivientes judíos al país. Durante 50 años calló sus experiencias. Un día se decidió a escribir "El séptimo milagro", su primer libro, al que lo sigue "Episodios de la Shoá".
"Empecé a escribir porque me reventaron los negadores del Holocausto. Me di cuenta de que quien conoce la verdad y se la calla, colabora con ellos", afirma. Inmediatamente se refiere a lo que ocurre actualmente en Europa. "Así como hay millones de personas que quieren saber la verdad, Europa está podrida y envenenada de antisemitas. Los atentados a instituciones judías son cosa de todos los días y se producen con más virulencia que en vísperas de la Segunda Guerra Mundial", afirma.

Otros holocaustos

Klainman está seguro de que los judíos no sufrirán un nuevo Holocausto gracias a la presencia del  poderoso estado de Israel. Sin embargo, no es tan optimista con el resto del mundo. "Con mucha gente ya se replicó la Shoá ¿No pasó eso en Ruanda, en Yugoslavia? ¿No pasó eso con los megaatentados como el que ocurrió en Madrid o el de las Torres Gemelas?", pregunta.
Klainman (actualmente joyero) estuvo en el gueto de Cracovia y pasó por cinco campos de exterminio. Ingresó a los 13 años. Fue fusilado, pero no murió; la bala, en vez de darle en la cabeza, lo hirió en la pierna. Los nazis lo dieron por muerto y lo arrojaron en una fosa común junto a 199 cadáveres. Otros judíos lo descubrieron y lo llevaron a la enfermería. Cuando la guerra terminó, tenía 17 años y pesaba 29 kilos.
"Mi vida es una sucesión de milagros", asegura. Pero aunque habla de milagros, no es creyente. "Después de todo lo que vi en los campos de exterminio durante esos años, la fe se me evaporó completamente", concluye.

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