Un ocelote salvaje viaja rumbo a su liberación

Un ocelote salvaje viaja rumbo a su liberación

Dos guardaparques lo hallaron herido; lo curaron en la reserva de la UNT y hoy lo devuelven a su hábitat. Imágenes.

SALVAJE. El felino fue tratado con poco contacto con las personas para poder regresar a su estado salvaje. GENTILEZA JUAN PABLO JULIÁ SALVAJE. El felino fue tratado con poco contacto con las personas para poder regresar a su estado salvaje. GENTILEZA JUAN PABLO JULIÁ
17 Septiembre 2009
Un ocelote herido, que fue hallado por guardabosques en Parque Nacional de Los Alisos, viajó esta mañana rumbo a su liberación, luego de haberse recuperado en la reserva de Horco Molle de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). El operativo fue coordinado por su director, el doctor Juan Pablo Juliá.

El salvaje felino -que se encuentra el riesgo de extinción- fue encontrado hace dos meses, en el parque que abarca la zona oeste del departamento Chicligasta. Los expertos Juan Santillán y Gerardo Carreras lo descubrieron en un camino; había sido envestido por un vehículo. Lo levantaron con extremo cuidado y lo trasladaron a la reserva.

El ocelote -una especie de felino cuya supervivencia está amenazada en el país- fue sometido a 75 días de tratamiento. Fue una tarea complicada ya que tenía traumatismos craneanos, de cadera y hematomas faciales. Según Juliá, milagrosamente el animal no padeció quebraduras y rápidamente recuperó peso. "Llegó con 10 kilos y hoy tiene dos más", expresó. El ejemplar mide 82 centímetros de largo, sin contar los 42 centímetros de cola.

Experiencia única
La tarea requirió de un esfuerzo compartido entre biólogos, personal de manejo de fauna y veterinarios que, al ponerse en marcha, contaban con un dato poco alentador: sólo puede regresar al estado salvaje el 20 % de los felinos encontrados heridos. Esto se debe a problemas psicológicos insuperables, secuelas físicas insalvables o al acostumbramiento a la presencia de las personas. 

Sin embargo, no menguó la dedicación de los profesionales, cuyo principal objetivo era lograr que el animal conservara su estilo de vida salvaje. Por eso, tuvo poco contacto con humanos y a los 30 días comenzó a ser alimentado con presas vivas.

"Lo más complejo fue lograr la recuperación de sus problemas motrices. Al principio pensábamos que sería difícil que volviera a su hábitat. Sin embargo, con el correr de los días, observamos que dejaba atrás sus problemas neuronales y que ganaba en movilidad, hasta que empezó a cazar. Eso nos puso muy felices porque se trata de una experiencia única en el norte argentino", concluyó Juliá a LA GACETA. El animal viajó hoy a Los Alisos. LA GACETA ©


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