"Se acercó y me pidió que lo bautizara"

"Se acercó y me pidió que lo bautizara"

Un sacerdote, un sacristán y dos policías recordaron cómo vieron a Amín antes del crimen.

SACERDOTE. José Navarro. SACERDOTE. José Navarro.
11 Septiembre 2009
"¡Bautíceme, padre, por favor! ¡Bautíceme!", gritó Pablo Antonio Amín en la Catedral el 27 de octubre de 2007. Esa tarde, tomó una jarra con agua bendita, fue llevado a una comisaría y finalmente al Hospital Padilla. Es un misterio qué pasaba por la mente del santiagueño en esos momentos, horas antes de asesinar a su esposa, María Marta Arias, en un cuarto de hotel. Durante la jornada de ayer, declararon los dos sacerdotes que estaban en la Catedral la tarde que Amín llegó desde su provincia natal junto a Arias. "Los vi cerca de las 16.30. Yo estaba bautizando unos chiquitos y de repente ese hombre se me acercó y me empezó a pedir que lo bautice. Yo le mojé un poco la cabeza con agua bendita para que se hiciese a un lado y me dejara continuar con el rito", indicó el entonces vicario de la iglesia, José Navarro. Ante las preguntas de los defensores, el sacerdote afirmó que notó nervioso a Amín. "Pero en la Catedral suelen verse cosas extrañas", aclaró. Luego, agregó que Arías también parecía intranquila. "Me dio la impresión de que ella también estaba alterada. No sé si habrá tenido miedo", dijo. El sacristán Julio César Aredes Carrizo, en tanto, presenció el momento en que Amín se tomó la jarra de agua bendita.
El comisario Luis Ibáñez -ex jefe de Patrulla Urbana- y el agente Sergio Miguel Santander expusieron detalles sobre la conducta que tuvo Amín esa tarde en la plaza Independencia. "Yo estaba a cargo de la zona. El se me acercó caminando. Parecía ansioso. Me dijo que estaba perdido y yo pedí un móvil para llevarlo a la base que está en calle Maipú", dijo Santander. Una vez que entraron al destacamento de Patrulla Urbana, el acusado habló con el comisario Ibáñez. "Lo hice pasar a mi oficina. Hablaba todo a la vez, y era difícil entenderle. Para entonces, en la vereda ya estaban su esposa y un amigo suyo. Ellos me dijeron que estaban buscando un médico, que lo notaban raro desde hace cuatro días, y yo les recomendé que fueran al Hospital Padilla", dijo. En el centro médico, Amín fue asistido por un especialista cuyo nombre aún se desconoce. Fue dado de alta rápidamente. Horas después, mató a su esposa.

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