Domingo Faustino Sarmiento, diputado por Tucumán

En la historia. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. Una fotografía de 1862  lo muestra con barba y bastón, en compañía de su gran amigo tucumano José Posse. DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. Una fotografía de 1862 lo muestra con barba y bastón, en compañía de su gran amigo tucumano José Posse.
03 Junio 2009

En febrero de 1854, tuvieron lugar en Tucumán las elecciones de un diputado nacional al Congreso de la Confederación Argentina. Había dos candidatos a la provincia: Domingo Faustino Sarmiento y Vicente Fidel López, hijo del autor del Himno Nacional. La postulación del sanjuanino era curiosa. Estaba totalmente enfrentado con la Confederación y, sostenedor del Estado de Buenos Aires, desconocía la legalidad del Congreso.
La elección se realizó. El triunfo de Sarmiento fue amplio y batió a sus contrincantes en Burruyacu, Monteros, Chicligasta, Río Chico y Graneros. En Capital, Lules y Famaillá ganó López; en Leales y en Trancas, se impusieron dos tucumanos, Eusebio Rodríguez y el doctor Manuel Fernando Paz.
De acuerdo al Estatuto Provincial de entonces, era facultad de la Legislatura examinar la elección. La comisión respectiva aconsejó “declarar como no sucedida” la elección de Sarmiento. Le hacía diversas objeciones, de las cuales la troncal era su rechazo por la Confederación. El 7 de enero de 1855 la Sala trató el dictamen. Pero el presidente, doctor Salustiano Zavalía, dejó su sitial para defender la elección. A pesar de ser uno de los candidatos derrotados, expresó de modo contundente que el acto había sido válido y que por lo tanto debía ser aprobado. Su argumento convenció a la mayoría. Los comicios se declararon legales y el Poder Ejecutivo expidió las credenciales al ganador. En el Museo Histórico Sarmiento se conserva el diploma, fechado en Tucumán el 17 de febrero de 1855, con la firma del gobernador José María del Campo. Sarmiento lo recibió a su regreso de Valparaíso, en Mendoza. Nunca acusó recibo.
Pero, en carta privada a José Posse, le dijo que no aceptaba la banca “hasta más adelante”. Consideraba que “al aceptar la diputación de Tucumán, acepto todos los vínculos que ligan al Gobierno (de la Confederación) y a la Constitución (de 1853), entrando lisa y llanamente en el gremio de los que reconocen y sostienen tales instituciones. Semejante paso requiere mucha meditación, y no lo daré sino después de haber hablado con mis amigos de Buenos Aires, pues no quiero abandonar su causa sin motivo y sin justificación”. En suma, nunca se incorporó al Congreso.

 

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