Desde el dolor le dieron un nuevo significado a su vida

Desde el dolor le dieron un nuevo significado a su vida

"Un hijo que se va puede ser un maestro que ilumine para continuar nuestro camino".

EN LA GACETA. José Chalfón, Cristián García y Charito Viruel lograron recuperar el optimismo y la esperanza. LA GACETA / JOSE NUNO EN LA GACETA. José Chalfón, Cristián García y Charito Viruel lograron recuperar el optimismo y la esperanza. LA GACETA / JOSE NUNO
07 Mayo 2009
"La muerte de un hijo es lo más parecido a la muerte de uno mismo. Con él se van los sueños; la ilusión de ver a los nietos y los proyectos que uno tenía para él. Una se queda partida por la mitad. Pero ¿qué pasa con los otros hijos? A ellos no les sirve una media mamá. Recuerdo que cuando partieron mis dos hijos comencé a llenar la casa de fotos. Y mi hija más chica me hizo notar que no había ni una sola foto de ella. Entonces comprendí que debía resignificar mi dolor y darle un sentido positivo", relata, sin lágrimas y con una sonrisa serena, Charito Viruel, o como a ella le gusta que le digan, simplemente la mamá de Constanza y Bernardo.
"Cuando uno acepta que la muerte de un hijo nos ha marcado para toda la vida, está en nosotros saber qué hacer con ese dolor. Creemos que hay que encontrarle un nuevo sentido a la vida, para que ese hijo que murió no sea el verdugo de nuestra situación, sino un maestro, que nos ilumine el camino para abrirnos a la vida de otra forma". El que habla ahora es Cristián García, papá de Silvio. "Es inútil preguntarse ¿por qué me sucedió esto a mí? Porque la respuesta sería ¿y por qué no a mí? Mi interrogante debe ser ?para qué?, cuál es el sentido de este sufrimiento. Y a partir de allí vendrá el cómo lograrlo", explica José Chalfón, papá de Camila.
Charito, Cristián y José integran el grupo Renacer, de ayuda mutua, formado por padres que comparten la experiencia de haber perdido a un hijo. "Nuestro propósito es enfrentar el dolor y aprender de él, encontrándole un sentido, para trascenderlo y así poder resignificar nuestra vida y seguir adelante", explican.
Aclaran que el grupo no tiene basamento político ni religioso y que el único requisito para acceder es el deseo de recibir y dar ayuda. La participación es gratuita y no cuenta con aportes de ninguna especie. Su estructura es plana, no tiene autoridades. Se basa en el intercambio de testimonios de vida y reflexiones de los que cada uno extrae las enseñanzas que más les sirven. El clima que se vive es de optimismo, con el fin de abandonar el sentido trágico de la vida, sin olvidarse de sus hijos. Los que integran el grupo ayudan a los recién llegados y todos aprenden de los demás en las reuniones que se hacen el segundo y el cuarto lunes de cada mes, en el colegio Suizo, Mendoza 149, a las 20.30.

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