Cartas de lectores

DIVERSION ADOLESCENTE
Como padre de adolescentes compruebo cada fin de semana el descontrol que reina en los lugares y en las formas de diversión de nuestros jóvenes. Prácticamente no existen discotecas o locales preparados para la diversión de menores de 18 años, ya que al no poder venderles alcohol, a los empresarios no les “cierra” el negocio de trabajar para los menores. Entonces surgen las fiestas “privadas”, y en ellas se lucra con los chicos con una impunidad que asusta. Algunos clubes organizan casi todos los fines de semana este tipo de reuniones y, salvo honrosas excepciones, son lugares escasamente preparados para contenerlos; muchas fiestas son organizadas al aire libre, bajo la lluvia y con un pequeño baño para miles de chicos. También hay fiestas organizadas por centros de estudiantes en casas de familia que facilitan algunos padres desprevenidos, quienes después deben lidiar con los destrozos y con las quejas de los vecinos, cuando no con el secuestro de equipos de música. ¿Dónde están los padres de esos cientos de adolescentes que deambulan alcoholizados por Yerba Buena los fines de semana? ¿Qué esperamos para involucrarnos con nuestros hijos? Propongo que, de alguna manera, comencemos a unirnos. Que debatamos y unifiquemos las reglas básicas de comportamiento que exigiremos a nuestros hijos. Que generemos formas y lugares de esparcimiento sanos. Que les enseñemos que no hace falta alcohol para divertirse. Y que comencemos dándoles el ejemplo. No exijamos al Estado lo que no podemos controlar en nuestra propia casa.

LOS REPITENTES
Resultan alarmantes las cifras que cita LA GACETA respecto de los alumnos que repiten el curso en la secundaria, fenómeno que ese informe menciona como “la antesala de la deserción escolar”. Este índice de repitentes es, según el estudio, uno de los más elevados en el orden nacional. En algunos casos se atribuye este fracaso a problemas económicos, pero mayormente se afirma que se trata de desigualdad social. Son muchos los factores desencadenantes, que el ciudadano común no conoce y tampoco puede ver con claridad muchas situaciones. Pero sí hay un motivo que incluso los más ignorantes en la materia ven a diario en estos chicos: la vagancia, la falta de responsabilidad, de ganas de llegar a una meta. Pasan por la vida sin interés en el futuro. Para apoyar mi teoría, invito a autoridades gubernamentales y de establecimientos educacionales, a profesores y a padres, por si nunca lo hicieron, a que visiten plazas, ciber, bares... Están repletos de alumnos secundarios que deberían estar dentro de los establecimientos a los que, se supone, concurren a estudiar. ¿Las puertas de estos establecimientos están abiertas durante las horas de clases para que salgan y entren cuando quieran? Digo esto porque a toda hora están en la calle. ¿Cuándo estudian para no repetir el curso? Escuchar su vocabulario y ver sus modales da terror. Los veo ingerir alcohol a cualquier hora del día. ¿Se controla a quien les vende cerveza, por ejemplo, disfrazada de gaseosa? A casi ninguno de ellos le falta celular o medios para permanecer horas en los ciber. ¿Haciendo qué? Lo que menciono podría ser solucionable a nivel educación, control de la venta de alcohol a menores y de su permanencia en ciber y plazas en horario de clases. Estos y muchos detalles más son manejables. Avanzamos en tecnología, retrocedemos en educación.

CAOS VEHICULAR
En calle 25 de Mayo al 900 y  España al 500 es imposible circular en horas pico. Ya hubo accidentes debido a que se estaciona en las dos aceras y se obstaculiza las salidas de las guarderias de vehiculos. Los vecinos pedimos mayor control de parte de las autoridades.

CIENCIAS DURAS
El editorial del 28/4 trata la problemática de la falta de profesionales en las ciencias duras. No me sorprende en absoluto; aún más, mi caso es testigo. Es de público conocimiento mi actividad como director de la orquesta sinfónica de la  UNT. Pero también volví de EE.UU. como “científico repatriado del exterior”, según el Conicet, con un doctorado en ingeniería de alimentos. Nadie se molestó en avisarme que los cargos eran incompatibles entre sí. Desde 2004 a la fecha, en un país cuya economía depende de la agroindustria, vivo de la música y no de la ingeniería. Mi formación académica como ingeniero no le importa a nadie; es más: es un estigma sobre mi cabeza. El año pasado, después de penar 15 meses para que activaran un concurso docente en Ciencias Exactas, por impugnaciones espurias, rendí y el dictamen fue desierto. ¿Cómo se lee esto? No soy apto para enseñar aquí, pero sí en universidades de EE.UU, de Canadá y de Kuwait. Me acaban de invitar a escribir un artículo para la Enciclopedia Americana de Ingeniería de Alimentos. El año pasado, una conocida fundación de nuestro medio quiso que hablara en su acto de cierre de actividades. Me rehusé. No tenía nada positivo que decir a los chicos interesados en ingeniería. Sigamos entonces abarrotando el mercado laboral de médicos, contadores y abogados. Y que se sigan yendo del país los ingenieros graduados que “sobreviven” en las universidades.

DISCAPACITADOS
FAKA es una fundación sin fines de lucro que asiste, contiene y educa a niños y jóvenes con discapacidad, y cuenta para ellos con personal apto y un edificio prestado en San Martín al 100, en La Trinidad. Mediante el Fondo de la Ley de Cheque Nº 25.730, se hizo entrega a la comuna de un vehículo para que sea utilizado con estos alumnos, ya sea para traslados a la fundación, visitas guiadas a centros y a lugares de recreación, culturales e históricos de nuestra jurisdicción, como así también de la provincia. Pero no cumple esa finalidad y lo emplean para fines que nada tienen que ver el objeto de la donación. Los intentos de lograr una entrevista con el comisionado comunal, para plantearle nuestra preocupación, fueron vanos, como es insólita la indiferencia que demuestra ante esta situación que, como institución y padres, nos preocupa. Sólo queremos que cumplan con la máxima “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”, como decía un ex presidente.

DIA DEL ANIMAL
Anhelo que la Municipalidad tome medidas adecuadas con los  animales abandonados, pensando en su bienestar y beneficio, sin utilizarlos como propaganda ni hacerlos desaparecer como en múltiples ocasiones. Que el Cenara funcione adecuadamente y cumpla su función con  personal con afinidad y compromiso con la vida animal; que tengan alimento y agua suficiente; se los cure y no se los maltrate como ahora. Que continúen con las castraciones dándoles prioridad a los abandonados, hasta ahora obviados; que concurran asiduamente a lugares con afluencia para entregarlos en adopción (hace mucho tiempo que no lo hacen). Y a la población en general, compasión por estos seres indefensos y más que infravalorados, que no los abandonen ni agredan; que respeten su vida y sus derechos; que asuman una tenencia responsable brindándoles cariño y protección, ya que son leales y están siempre presentes en la vida del hombre, como compañía, guardianes, para salvatajes o para procesos terapéuticos, etcétera.

Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán  ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas  por e-mail a: [email protected], consignando domicilio real y Nº de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.