"La diversidad garantiza un mundo más justo"

"La diversidad garantiza un mundo más justo"

María Clara Medina es tucumana, y desde la Universidad de Gotemburgo (Suecia) desarrolla un intenso intercambio con la Facultad de Filosofía y Letras (UNT). Analiza el nuevo "paisaje social" a partir de los nuevos roles de la mujer.

15 Marzo 2009

La tucumana María Clara Medina, que se ha especializado en estudios históricos culturales, y muy particularmente en los estudios de género, coordina cuatro carreras de estudios regionales en el Instituto de estudios Globales de la Universidad de Gotemburgo. Desde ese lugar, la doctora Medina se ha convertido en las últimas décadas en una generosa anfitriona para numerosos graduados de la UNT que eligieron ese ámbito para desarrollar posgrados en ciencias sociales. De paso por Tucumán, donde esta semana dictará un seminario sobre "Intersectorialidad en los estudios sobre ciencias sociales", la experta habló de los avances de algunas minorías entre los siglos XX y XXI, y de cómo ha impactado la "revolución de la mujer" en la sociedad actual.

-¿Cómo nace la relación entre Suecia y la UNT?
- Nace a fines de 1800, cuando el Museo Etnográfico de Gotembugo envía exploradores a la región; ellos toman contacto con los estudiosos de la zona y con la cultura aborigen. Ahí empieza la influencia sueca en la arqueología de la región. Más adelante, el suizo Alfred Metreaux funda el Instituto de Arqueología de la UNT. Y en 1989 comienza un vínculo institucional para el estudio de la cultura de la región andina, cuando Víctor Núñez Regueiro refunda el Instituto de Arqueología de la UNT.

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- Para su tesis doctoral usted ha investigado la comunidad de El Pichao...
- Hice mi tesis sobre historia agraria, sobre la constitución de los roles sociales, en el marco de un proyecto binacional. Investigué por qué El Pichao se conformó como una comunidad de excepción en todo el valle Calchaquí: una comunidad de productores independientes, organizada colectivamente en centros vecinales; una sociedad de propietarios. Yo analicé que entre 1850 y 1910 (hasta el Centenario) se desarticulan los latifundios; y ese proceso permite que surja El Pichao como una comunidad independiente en la que se dan nuevos roles sociales.

- A la luz del Bicentenario, cien años después ¿cómo ve hoy a la comunidad de El Pichao?
- El Pichao se encuentra en un proceso de revalorización muy interesante, de revalorización de las poblaciones originarias; de su incorporación en la Constitución; de lucha por el reconocimiento jurídico, de la inserción de las economías microregionales en un circuito macroregional. En El Pichao hay una noción de identidad colectiva que es muy interesante, y que no hay en otras comunidades del valle. Y también está la cuestión de género: allí son muy activas las mujeres.

-¿Cómo se ubican hoy los estudiosos de género con respecto a la redefinición del rol social de la mujer?
- Creo que, justamente, los estudios de género han contribuido a mostrar una realidad que estaba silenciada, negada, invisibilizada. En los últimos 30 años, los estudios de género han ayudado a hacer visible el rol productivo de la mujer, y no sólo el reproductivo. Y a partir del reconocimiento del aporte de la mujer a las sociedades nacionales estamos viendo una redefinición de la masculinidad. Hay una renegociación de las relaciones de poder entre los géneros.

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- ¿Siguen siendo válidas las leyes de cupo?
- En la mayor parte de los países del mundo, sí. No se puede negar la importancia que han tenido para cambiar el paisaje social. Va a dejar de ser necesario el cupo el día en el que los niños y niñas se acostumbren a ver una mujer presidenta; un maestro jardinero, un partero; una piloto de avión, una empresaria; cuando se acostumbren a ese nuevo paisaje social ya no será necesario el cupo.

-¿Cuáles son hoy los sectores sociales más vulnerables?
- Siguen siendo los sectores socioeconómicos menos favorecidos de la sociedad; en algunos casos, las mujeres; los inmigrantes, los sin tierra. Muchas veces, a esos sectores, las políticas sociales los incluyen, pero sólo como figuras; no con voz y voto. Pero no hay sociedades ideales: en Suecia se discrimina a los lapones, que son comunidades originarias y hay políticas cada vez más restrictivas hacia los inmigrantes. De ahí la importancia del intercambio docente y estudiantil con los institutos de Estudios Latinoamericanos (IELA) y de Historia y Pensmaiento argentinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

- ¿Cómo analiza las recientes irrupciones de violencia, en ambos casos protagonizadas por jóvenes, como las matanzas en Alabama y en Alemania?
- Si se mira esos casos, no están afectados por una situación de pobreza estructural; están en una situación de violencia social en un mundo en el que se está cuestionando el rol del macho proveedor; entonces, hay una necesidad de exacerbar la tradicional figura del varón dominante, el estereotipo del cow boy que sale a disparar como "solución" a sus frustraciones. En esos casos, no son mujeres las que salen a ejercer violencia. De todos modos, todavía no apareció una mujer francotiradora, pero es cuestión de tiempo (se ríe). En cierto sentido, en las mujeres vemos por un lado una exacerbación del rol materno; por el otro, cuando tienen que desempeñarse en roles públicos hay una masculinización de las mujeres, para poder sobrevivir en este espacio. Es como si hubiera todavía una resistencia a manifestaciones del poder que no sean las ejercidas tradicionalmente por el hombre. Se ve en las fotos oficiales de las cumbres: muestran a un montón de señores con traje, y alguno con uniforme militar; y un par de señoras vestidas con tailleurs de colores muy discretos.

- Por ahí, alguna se le animó al rojo...
- Justamente, la canciller alemana Angela Merkel se ha animado a ponerse escote. Y ese mero hecho ha generado una discusión increíble. Y se discutía su escote, que no hace otra cosa que mostrar sus atributos femeninos, pero no su política.

- ¿Hay una forma "femenina" de ejercer el poder?
- No lo creo. Sí creo que hay una conciencia de solidaridad femenina que no está enfatizada. Lamentablemente, a las mujeres, en este modelo imperante, nos enseñan para competir con nuestras congéneres por un mismo objetivo, sea un hombre o el poder. En cambio, a los hombres los entrenan para actuar en equipo, para cerrarse en su grupo. En un libro que estoy escribiendo en este momento desarrollo el concepto de "homosociabilidad": son espacios heterosexuales pero netamente "homosociales", como el fútbol, el ejército, ciertas iglesias...

- En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las mujeres son mejores alumnas que los varones...
- En colegios mixtos de Suecia, los varones piensan que el estudio universitario los demora en el ingreso al mundo laboral. Entonces, hay una feminización del mundo universitario. También hay que pensar que hay una importante población de inmigrantes, para quienes la educación es un modo de ascenso social; los padres inmigrantes estimulan a sus hijos, y en especial a sus hijas, a que estudien, a que se capaciten. Ellos dicen: yo estoy aquí manejando un tranvía, pero mi hija va a tener un futuro diferente.

- ¿Habrá un momento en el que los hombres tengan que pedir cupo masculino?
- (se ríe) Ya lo hay. En Suecia se está discutiendo la implementación de un cupo para "el sexo con menor representación", tanto para las escuelas como para ingresar a la Universidad. Y los varones son, en muchos casos, el sexo con menor representación.

-La meta es el fomento de la diversidad...
- Exacto. es lo que yo llamo "el cambio del paisaje". La diversidad ofrece un mundo más justo. Un mundo en el que todos sintamos que tenemos un poco de poder de decisión sobre nuestro propio destino.

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