Voces que no se resignan
04 Marzo 2009

- Graciela del Carmen González esperó cinco horas en el Ministerio de Educación para que la atendieran. Su hijo José Daniel, de 13 años, debe repetir 7º año. Pero ni en la escuela Ramón Araujo, adonde asistía, ni en ninguna de la zona lo quieren inscribir porque es repitente. “No puedo pagar el ómnibus. Vivimos con un plan social de $ 200 mensuales y tengo tres hijos. No quiero que José Daniel termine en la calle”, dijo.

- María Rosa Eduviges no baja los brazos. Su hija, Romina del Valle, de 14 años, asistía a una escuela en el barrio 11 de Marzo, donde sólo funciona el nivel primario. “Recorrí todas las secundarias de la zona, pero no hay vacantes”, contó. “Si no puede ir a la escuela, aprenderá computación o hará otra cosa que le guste. Pero no voy a permitir que pierda el año sólo porque el Gobierno no nos da una solución”, afirmó.

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- Luis Figueroa contó que su hijo es uno de los chicos que se llevaron tres materias en 9º y no se presentaron a rendir en febrero con la esperanza de hacerlo en marzo. “El director del Colegio Sagrado Corazón nos dijo que no nos preocupáramos porque era casi seguro que el Ministerio iba a autorizar una mesa en marzo; ahora que se suspendió el mismo colegio nos dice que no lo pueden inscribir. En todos lados me dicen lo mismo: no hay asientos, y menos si es repitente”, dijo.

- “Algo no funciona bien; cada año hay más chicos que repiten; el Estado le echa la culpa a la familia; y la familia, a la sociedad”, dijo María Angela, madre de una alumna repitente de 9º, que tampoco consiguió asiento. “Antes no había más de 20 alumnas que rendían más de dos materias en diciembre, pero ahora son más de 40, y la mitad quedó de curso”, reflexionó.

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