España restringe la entrada a los turistas extranjeros

España restringe la entrada a los turistas extranjeros

En Madrid y en Barcelona son cada vez más frecuentes los casos de argentinos retenidos. El Gobierno disminuyó la contratación de residentes.

NO HARA FALTA VISA. La embajada española recibe a diario a argentinos interesados en viajar a la península. NO HARA FALTA VISA. La embajada española recibe a diario a argentinos interesados en viajar a la península.
12 Enero 2009

MADRID (Especial para LA GACETA, por Irene Benito).- Vanesa es porteña, tiene 32 años y es productora de contenidos para televisión. Había ahorrado lo suficiente como para costear 40 días de gira con un euro que, en el mejor de los casos, cuadriplica la cotización del peso. El 27 de diciembre abordó acalorada su vuelo de la compañía Air Europa pensando que, al día siguiente, el verano argentino pasaría a ser una anécdota. En el aeropuerto de Barajas la aguardaba una bienvenida helada, pero no precisamente por los avatares de la meteorología. En su proyecto turístico no había considerado que un funcionario de migraciones podía negarle el ingreso a España.
En las terminales de Madrid y de Barcelona son cada vez más frecuentes los casos de argentinos detenidos porque no pueden acreditar alguno o algunos de los cinco requisitos que el Estado español exige a los turistas. Ellos son pasaporte válido; carta de invitación firmada por un residente legal o por un ciudadano español y certificada por la Policía, o una reserva de hotel confirmada; seguro de salud con cobertura mínima de 30.000 euros; recursos económicos capaces de cubrir los gastos de la estadía y pasaje de regreso con fecha marcada dentro de los 90 días que un turista puede permanecer en el territorio de la UE.
Vanesa (pide reserva de su apellido) ha tomado todas esas precauciones y, sin embargo, tampoco consiguió atravesar la frontera. Ella conjetura que el obstáculo es su edad, considerada típica de los que pretenden inmigrar. Desde que la economía española entró en crisis -un 17% de los extranjeros activos están desempleados según las últimas encuestas (la tasa de desempleo asciende al 11,3%), el aliento oficial ha cambiado de dirección y, en lugar de fomentar la inmigración, otrora clave para el crecimiento económico de España, el Gobierno promueve las repatriaciones.
El año pasado entró en vigor un programa que devuelve al trabajador extracomunitario con papeles los aportes que ha realizado a la seguridad social con la condición de que regrese a su país de origen y renuncie durante tres años al permiso de residencia en España. En armonía con esta política, han disminuido al mínimo las contrataciones de extranjeros y aumentado los requisitos para conceder visas de estudio. Esta posición adversa a la inmigración se acentúa con la reforma normativa prevista para este año que restringirá la reagrupación familiar en España. En 2008, la UE aprobó la controvertida directiva de retorno que prevé el internamiento de los inmigrantes en situación irregular en campos especiales e, inclusive, el confinamiento en una cárcel común.

Intolerancia
Las medidas que reflejan una progresiva intolerancia hacia el extranjero, incluyen el endurecimiento de los controles en los puestos de frontera. En agosto, el Consulado argentino en Madrid ya había detectado el aumento de la tendencia a no admitir compatriotas (200 casos más que en igual período de 2007). El año pasado, la inadmisión supuestamente arbitraria de pasajeros de origen brasileño originó una disputa diplomática entre José Luis Rodríguez Zapatero y Lula da Silva.
Los antecedentes se acumulan pero no consiguen poner de manifiesto la angustia que pasan los turistas que quedan detenidos en la oficina de migraciones. "La policía apartó entre siete y 10 pasajeros por vuelo. A todos nos pidieron que esperásemos a un costado de la sala. Nos retuvieron el pasaporte y, nos dijeron ?está difícil?", recordó Vanesa. Compartió seis horas de incertidumbre con 50 ciudadanos de distintos países hispanoamericanos. "Quedé incomunicada porque no tenía celular ni monedas para llamar desde un teléfono público. Ningún funcionario me dirigió la palabra. Una se siente miserable; ni siquiera hay cámaras registrando lo que allí ocurre: no creo que este proceder sea legal", dijo.
El constitucionalista español Luis López Guerra, vocal del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, afirma que aumentó el número de demandas de extranjeros contra Estados europeos, acusados de abuso y desproporción en el ejercicio de la potestad de controlar las fronteras. Reconoce que la situación es delicada, porque el ciudadano no goza de la libertad de inmigrar, de residir en el lugar donde considere pertinente. Eso sí, se apura a añadir el magistrado, cada Estado debe garantizar el respeto de los derechos humanos del individuo mientras decide si sellará el pasaporte que este le tiende o lo obligará a regresar al país de donde vino.

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