Piden una tregua en la castigada Sderot

Piden una tregua en la castigada Sderot

Una asociación civil recoge firmas para que se ponga freno a los ataques con cohetes.

07 Enero 2009

SDEROT, Israel.- En Sderot, donde los cohetes Qassam de Hamas se abaiteron ayer uno tras otro, alternados con el estrépito de las bombas lanzadas sobre la vecina Gaza, el israelí Eric Yelin ha movilizado a centenares de vecinos para exigir una tregua con los palestinos. “Hemos reunido unas 2.600 firmas en Israel y un tercio corresponde más o menos a habitantes del sur”, afirmó Yelin, que inició la campaña un mes antes de que Hamas dio por finalizada la tregua con el Estado hebreo, el 19 de diciembre.
Esta localidad del sur de Israel, de 20.000 habitantes, cuya inmensa mayoría apoya la ofensiva israelí con la esperanza de poner fin a su terror cotidiano de proyectiles que rozan sus cabezas, no sólo ha conocido la guerra con los habitantes de la Franja de Gaza, separados por una decena de kilómetros. “Hace 20 años, los israelíes iban a la playa a Gaza, al dentista, a ver a los amigos”, explica Yelin, fundador de la asociación “Otra voz”, que lleva a cabo una recogida de firmas para pedir el fin de la campaña militar y la apertura de un diálogo con los palestinos. Unos 10.000 cohetes lanzados por Hamas y otros grupos islamistas han impactado contra el sur de Israel en los últimos ocho años.

Olmert sabía
“Vimos claramente que la escalada de violencia iba a ser mucho peor”, explicó. “El primer ministro, Ehud Olmert, supo de nuestra iniciativa, pero imagino que esta no era lo suficientemente fuerte o que no le importó en absoluto”, lamentó. Yelin sabe que va a contracorriente de la mayoría en Sderot. “Los entiendo; no tienen una vida normal como mucha gente en Israel o en el resto del mundo. En ocho años, lo único que han escuchado de Gaza es el ruido de los cohetes”. Moshé Benkassus, de 49 años, apoya la guerra. En pocos minutos, cuatro cohetes cayeron cerca de la zona industrial, desierta, donde Benkassus recoge material para construir refugios, su oficio. No piensa dejar Sderot. “Mis hijos y nietos están aquí. ¿Adónde voy a ir? ¿A Ashkelon?, hay cohetes; ¿a Beersheva?, hay cohetes. Esto no se acabará nunca, por eso apoyo la guerra”, puntualizó en perfecto español. (AFP-NA)

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