Con “El sirviente” retrató las complejas relaciones del poder

Para los buenos aficionados al cine y poco frecuentadores de las salas de teatro, Harold Pinter es conocido, sobre todo, por los 17 guiones que ha escrito y han sido llevados a la pantalla grande. Incluso, hasta llegó a dirigir una película.
Algunos de sus guiones han dado origen a películas europeas clave de los años 60, 70 y 80 como “El sirviente” (1963), “Accidente” (1967), “El mensajero” (1971) o “La amante del teniente francés” (1981). En los tres primeros filmes citados, Pinter trabajó a las órdenes de Joseph Losey en unas obras cinematográficas que reflexionan sobre las relaciones de poder, las conductas morales y las actitudes sociales, unos temas que han marcado también su producción teatral. En particular, en “El sirviente”, interpretada por Dirk Bogarde, las relaciones de poder son puestas en juego, y terminan invirtiéndose.
Más recientemente, hizo el guión de una remake de “Juego macabro” (se estrenó este año en el ex cine Majestic), con Michael Caine y Jude Law (Caine interpreta a un escritor de novelas detectivescas que se enfrenta a un joven actor que tiene un affaire con su esposa).

Versatilidad
Esta vertiente cinematográfica de Harold Pinter pone de relieve la versatilidad de un autor que ha cultivado prácticamente todos los géneros de la escritura.
El propio escritor ha confesado que le parecía “inusual” haber podido firmar tantos guiones, cuatro de ellos, por cierto, adaptaciones para el cine de obras teatrales suyas, en uno de los casos en los que un dramaturgo se revela capaz de trasladar a pautas cinematográficas el tan diferente lenguaje de la escena.
Algunos de sus títulos más famosos se pueden encontrar en los videoclubes de esta ciudad, como “La amante del teniente francés” (protagonizada por Jeremy Irons y Meryl Streep) y “Juego macabro”, no así “El sirviente”, que desde los años 60 se ha convertido en una pieza de culto.

De dominado a dominador
Un intrigante y maquinador mayordomo consigue, gradualmente, dominar la vida del señor al que sirve. Ambos pertenecen a distintas clases sociales, pero aprovechándose de sus debilidades sexuales, el sirviente será capaz de manejar a su amo a voluntad. Se trata de un tenso y adulto drama psicológico.