Cabo Frío, un paraíso de playas al este de Río

Cabo Frío, un paraíso de playas al este de Río

Un destino turístico de Brasil en continuo ascenso, que se acelera con la habilitación a pleno de su aeropuerto internacional. Para todos los gustos y todas las edades.

EL CORAZON. La Praia do Forte, con sus aguas de color turquesa y transparentes, en el centro mismo de la ciudad. EL CORAZON. La Praia do Forte, con sus aguas de color turquesa y transparentes, en el centro mismo de la ciudad.
14 Diciembre 2008

Si alguien nos habla acerca de 37 extensas franjas de arena fina y blanca acariciadas por agua transparente, azulada, del Atlántico, en el este del Estado de Río de Janeiro, se está refiriendo a las playas del principal destino turístico de la Región de los Lagos. Si a ello nuestro interlocutor agrega que ese sitio se encuentra a menos de dos horas de viaje en vehículo de la cidade maravilhosa, y que cuenta con un aeropuerto para vuelos internacionales, es seguro que está hablando de Cabo Frío.

Y si, por último, comenta que es un paraíso, tanto para los deportistas náuticos como para los que gustan chapucear en aguas calmas y cristalinas, entonces no queda duda alguna: es Cabo Frío, una ciudad bendecida por la naturaleza que va en ascenso en el ránking de los destinos turísticos de la Costa del Sol. La convergencia de la cálida corriente oceánica del norte y la fría que proviene de la región de Malvinas ha beneficiado aún más esta región que incluye Buzios y Arraial do cabo, con una fauna marina única en la costa oceánica.

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Praia do Forte, Praia São Bento, Praia do Peró, Praia do Sudoeste, Praia do Siqueira, Praia do Foguete, Praia das Dunas, Praia das Palmeiras , Praia de Unamar, son algunas de las más importantes playas de Cabo Frío. Presentan inmejorables condiciones para la práctica del buceo en todos sus niveles y para los deportes náuticos en general. El Fuerte São Matheus, enclavado en un mirador natural, da el nombre a la primera de estas playas, localizada en el centro de la ciudad, en una extensión de casi 4 kilómetros. Llegar a la antigua construcción fortificada, por el mar o a través de un pasadizo, es un paseo imperdible para el turista. Esta playa hermosa, tranquila, se destaca por el color turquesa transparente de sus aguas.

Páginas de la historia

Recorrer las calles de Cabo Frío y desandar páginas de la historia del país. Y también es deslumbrarse por la perfecta comunión entre lo antiguo y lo moderno en materia arquitectónica. Si durante el día las posibilidades de disfrute son prácticamente infinitas, ya en la playa como en la ciudad, Así como Fuerte São Matheus, hay otros testimonios imperecederos en esta ciudad de unos 100.000 habitantes, que datan del siglo XVII y que forman parte de la historia misma de Brasil. Por el cuidado especial que las autoridades de la región le dan al patrimonio al patrimonio arquitectónico, se puede decir que en algunos lugares, como en el barrio Passagem, el tiempo quedó detenido. Esa sensación se hace patente al observar la Iglesia Matriz, cuyo altar fue donado por la realeza portuguesa. Y también se encuentra en Passagem, que representa algo así como la ciudad vieja, la iglesia de San Benedicto, que fue construida para la atención religiosa de los esclavos, ya que estos no podían asistir a los oficios en la Iglesia Matriz. La conservación de Passagem es realmente admirable. Es el barrio que dio origen a la ciudad, y mantiene sus callecitas de piedra y las viviendas de humildes pescadores, techadas con fuertes telas confeccionadas por los esclavos.

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El arte

La conjunción de lo viejo con lo nuevo es deslumbrante, casi mágica. Sólo hay poco más de un paso desde Passagem hasta el lugar preferido para los paseos del atardecer: la Orla Scliar, así llamada en homenaje a Carlos Scliar, uno de los pintores brasileños de fama mundial que vivió entre 1920 y 2001. Allí pueden apreciarse obras del artista en recipientes esféricos, confeccionados especialmente para el lugar.

Hasta el amanecer

Y noche es sinónimo de Orla da Praia do Forte y del boulevard del Canal del Itajuru. Este corta la ciudad y el el único canal que una la Laguna de Araruama -un apacible mar interior- con el Atlántico. Allí van jóvenes -y no tanto- a boliches, bares y restaurantes con las más variadas cartas de comida internacional y donde se pueden degustar los platos típicos, con frutos de mar, desde luego. Y la costanera de Praia do Forte como opción nocturna es óptima tanto para chicos como para grandes. Algunos prefieren la noche romántica en las gigantescas dunas, que durante el día son recorridas por gente de todas las edades.

Mucho queda por hablar de Cabo Frío, la ciudad ecológica, la del patrimonio histórico perfectamente conservado, la de los paseos por barco y escala de los grandes cruceros, ya que recibe por año unos 20 transatlánticos.

Finalmente, la comparación con la vecina Buzios es inevitable: los mismos vecinos de Cabo Frío lo dicen: "Buzios es fantástica por su infraestructura netamente turística, pero nostros tenemos las mejores playas".

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