Usan la historieta para prevenir las adicciones

"La historieta es una herramienta de aprendizaje valiosa porque, además de ser un medio para comunicar/aprender, tiene el valor agregado de resultar atractivo para los chicos", dice César Carrizo, que además de ser docente es dibujante de historietas.
El coautor de "Invasiones Inglesas. 1806", una publicación de historietas basadas en un hecho histórico, trabaja junto con un grupo de jóvenes ahora en la creación de un libro que concentrará el testimonio de chicos reales con adicciones: con experiencias personales , dan mensajes de aliento a quienes sufren el problema.
Basados en un libro de la escritora Carlota Von Gebhardt ("Adictos" ) el grupo "Tucumanga", conformado por más de 15 dibujantes que tienen entre 16 y 28 años, trabaja en el proyecto de igual nombre ("Adictos"). Von Gebhardt, que vive en San Carlos de Bariloche y dicta talleres de literatura en un centro de rehabilitación, concentró en su publicación las voces de jóvenes de Bariloche y de El Calafate que se enviaron cartas y mensajes, en el marco de sus prácticas de recuperación. Respetando el lenguaje de los chicos, la escritora plasmó las sensaciones y los pensamientos más profundos de estos jóvenes que intentan salir adelante.
"Difícilmente pueda prevenirse lo que no se conoce. Por eso, las experiencias de estos chicos pueden ser el punto de partida de la búsqueda de mayor información", sostiene Carrizo, el director de la iniciativa, que explica que quieren publicar una versión en historietas del libro de Von Gebhardt.

El proyecto
"Pensamos que es un modo de enseñar, capaz de despertar la imaginación, la creatividad e incentivar la lectura. Es un modo diferente de narrar la historia y constituye un medio de comunicación eficaz, capaz de llegar a distintos sectores", sostiene Carrizo, coordinador de la Unión de Historietistas e Ilustradores (Unhil) y la escuela de historietas, caricaturas y animación "El ekeko".
Además de dibujos y globos de texto con frases textuales de los chicos, el proyecto incluye información de especialistas. "La idea es que un grupo de expertos aporte más datos sobre la problemática de las adicciones, los tratamientos, las consecuencias... Porque aspiramos a integrarlo al programa de estudios oficial", cuenta. Y agrega: "mandamos la propuesta al Programa Universitario para el Estudio de Adicciones (PUNA), que depende de la Secretaría de Extensión de la UNT, para que participen".
Otro de los objetivos que tienen es llevar la historieta a las aulas, destacando el valor agregado a la información: el entretenimiento. "Queremos que sea parte del material de los maestros y por eso, paralelamente, estamos realizando gestiones en el Ministerio de Educación para dictar talleres dirigidos a los docentes. El concepto es que la historieta tenga un uso, no sólo como texto sino como herramienta de estudio sobre diferentes temas", agregó.

En la escuela
Con el fin de ?sociabilizar? la historieta, como llama Carrizo a la misión de difundirla y convertirla en un "bien social", desde la Unhil y la escuela El Ekeko, historietistas trabajan con chicos de seis años en adelante, que participan en talleres que dictan en Monteros y en la capital.
"Queremos que los chicos sean productores de sus historias; protagonistas", dice. Y añade: "Ocurre muchas veces que roban, por poner un ejemplo, para llamar la atención. A través de tareas como el dibujo pueden lograr reconocimiento, sin caer en la delincuencia o en las adicciones".
Actualmente, alrededor de 90 chicos aprenden las bases del dibujo y la historieta sobre hojas blancas y con lápiz, en el Centro de Integración Comunitario en Monteros, los sábados, y en una juguetería en Mendoza 379, los martes y jueves.