Como pez en el agua

Como pez en el agua

Una vez que el cordón umbilical se ha caído, entre los siete y los 10 días de vida, el bebé ya está en condiciones de comenzar sus primeras lecciones de natación. Las clases comienzan en la bañadera.

EN LOS BRAZOS SEGUROS DE MAMA. Antes que el profesor, el bebé necesita ser contenido por su madre u otra persona de la familia, en sus primeras incursiones por el agua. Los ejercicios deben ser supervisados por un profesional. LA GACETA EN LOS BRAZOS SEGUROS DE MAMA. Antes que el profesor, el bebé necesita ser contenido por su madre u otra persona de la familia, en sus primeras incursiones por el agua. Los ejercicios deben ser supervisados por un profesional. LA GACETA
20 Noviembre 2008

Jugar en el agua, sea en el momento del baño o en la pileta, es una de las actividades preferidas de los niños. ¡Hay que aprovecharlas! Aprender a nadar desde chico, y si es posible desde bebé, es incorporar un seguro de vida. Tucumán, y más precisamente Yerba Buena cuenta con casi 15.000 piletas, que se usan los meses de verano, pero que representan un peligro los 365 días del año.
Las vallas son importantes, pero a veces los chicos las trepan y hacen travesuras que pueden terminar en tragedias. De allí que junto con las normas de seguridad, los expertos aconsejan enseñar a los niños a nadar desde bebés. En Tucumán hay profesores de natación dedicados a enseñar a niños de esta edad. Las primeras clases se pueden tomar a partir del primer mes de vida, apenas se cae el ombligo del bebé. Pero la primera maestra es siempre la mamá. Ella será quien dará el marco de contención y afecto al niño para ingresar al agua y comenzar a disfrutarla.
En esta primera etapa, el profesor será un mero instructor. El enseñará a la madre o al padre a bañarlo y estimularlo. El método es siempre el juego.
El bebé recibirá los beneficios de la natación desde el primer momento: “desde el punto de vista fisiológico, se favorece el acrecentamiento del aparato cardiorespiratorio y el desarrollo del sistema osteomuscular. Por último desde el aspecto psicológico, el niño aprende a conocer el agua, un medio que le es habitual porque él se formó en un medio acuático. A medida que avanza, toma dominio en el agua, lo que le seguridad e independencia porque aprende conocer sus limitaciones”, explica Graciela Vece, profesora universitaria de Educación Física y máster en Natación aprobado en la Universidad de Salamanca, España, con su tesis “La importancia de las actividades acuáticas en los primeros meses de vida”.
• Aprende a flotar. Tanto un bebé como un niño que hayan sido estimulados durante los primeros meses de vida lograrán, en caso de una caída accidental en una pileta, salvar sus vidas. Podrán elevarse hasta la superficie del agua, colocarse de espaldas (en posición de “planchita”), y flotar así durante un tiempo importante, de tres a seis minutos -y hasta 10 minutos en algunos casos -,en función de la resistencia adquirida-, hasta ser rescatado”, asegura la experta. “ Esto será posible gracias a que sus vías respiratorias quedan fuera del agua al estar de espaldas, pudiendo así respirar normalmente”, añade.
Para lograr una mejor preparación en caso de accidente, Vece aconseja entrenar al bebé con pañales, ropa y calzado, a fin de que aprenda a mantenerse de espaldas y con un sobrepeso hasta ser asistido.
• De nueve meses a tres años.
En esta larga etapa, el niño que no recibió estimulación desde bebé, puede conseguir cierta ambientación en el medio acuático. Es decir, sentirse cómodo en algunos espacios donde él pueda moverse sin grandes riesgos. Puede refrescarse y jugar, sumergirse durante algunos segundos y desplazarse a distancias más o menos prolongadas; saltar al agua y tomarse luego de alguien o de algún elemento.

“Respeto por el agua”
“Es importante que el chico aprenda a respetar el agua, a saber que en ella corre cierto riesgo y que no debe estar cerca de una pileta si no es con alguna persona mayor. Este respeto se logra a través de una serie de ejercitaciones con las que el niño aprehenderá rápidamente sus poderes y limitaciones, razón por la cual va a adquirir la sana costumbre de pedirle al adulto que entre al agua primero para luego hacerlo él”, afirma Vece.
• De tres a cuatro años. A los tres años el niño estará en condiciones de entrar y salir solo del agua, sin ninguna ayuda externa ni de un mayor. Habrá conseguido entonces la autonomía acuática. Será capaz de decidir cuándo introducir y cuándo sacar la cabeza del agua para respirar; podrá mantenerse flotando con la cabeza fuera del agua ya que todos sus músculos del cuello estarán en condiciones de realizar la fuerza necesaria para ello.
• De cuatro años en adelante Desde los 4 años en adelante, todos los niños deberían haber conseguido ya la autonomía acuática. Todo depende de las posibilidades de contacto con el agua y de aprendizaje que hubiesen tenido.
En Tucumán hay academias de natación y profesores que van a domicilio. “La enseñanza a los niños pequeños se inicia con un proceso de ambientación, en el que se usan elementos como tablas y sogas. Primero aprenden la respiración, cómo sumergir la cabeza en el agua, cómo flotar, y después la propulsión", detalló Sonia Clares, docente de un instituto de natación de Congreso al 600. Para conseguir avances en poco tiempo, aconseja que se tomen clases dos o tres veces por semana.

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Ejercicios solo para bebés

- La temperatura del agua no debe ser inferior a los 33 º para bañar al bebé.

- Un clima sereno y silencioso es lo más óptimo para enseñar al bebé a nadar. Además antes de comenzar su clase el niño debe estar bien dormido y alimentado.

- Enseñarle a sumergirse es un punto crucial. Se logra bajo la supervisión de un profesional. Se sumerge al bebé tomándolo de sus axilas y se lo eleva; momento en el que el niño aprovechará para tomar aire y contener (este es el reflejo de cierre de glotis con el que nace). En un estadio más avanzado, se le muestran juguetes y luego se los sumerge para que él los busque. Se reanuda la actividad con el pañal puesto y luego vestido y calzado para que aprenda a manejar el sobrepeso si cae accidentalmente al agua, señala Vece.

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- Los bebés que son estimulados desde los primeros meses de vida alcanzan mayor autonomía que los que comienzan después del año, afirma

- La posicion de espaldas es sumamente importante ya que cuando el bebé cae en la pileta, inmediatamente se coloca de espalda, lo que permite que las vías respiratorias queden libres. De esa manera, el niño puede gritar al sentir el frío del agua y al asustarse. El llanto actuará como un excelente llamador para que alguien venga a socorrerlo”, señala Graciela Vece.

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