"Suprimir las AFJP es una de las peores medidas imaginables"

"Suprimir las AFJP es una de las peores medidas imaginables"

La economista tucumana Tenreyro, que trabaja en Londres, dijo que la medida del Gobierno es una apropiación ilegal de fondos privados.

19 Noviembre 2008

MADRID (Especial para LA GACETA, Irene Benito).- La economista tucumana Silvana Tenreyro considera un error sin paliativos la iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional de regresar al régimen único de reparto que existía antes de la reforma previsional de 1994 (creó el sistema de capitalización con la intervención de las AFJP). "Es una de las peores medidas imaginables: una apropiación ilegal de bienes privados que desalienta el ahorro de los particulares, pieza esencial para el crecimiento", afirma Tenreyro desde el Reino Unido, donde vive y trabaja como profesora en la prestigiosa London School of Economics and Political Sciences.
Egresada de la Universidad Nacional de Tucumán y de Harvard (Estados Unidos), donde obtuvo un doctorado en 2002, Tenreyro esgrime que la supresión de las AFJP causará efectos ciertamente negativos para el país en términos de seguridad jurídica e inversión. "¿Quién puede confiar y hacer inversiones en un país donde el Gobierno puede apropiarse tan fácilmente de los bienes ajenos?", interroga retóricamente. Y afirma que las administraciones que se sucedieron desde la crisis de 2001 han desaprovechado una oportunidad histórica para el desarrollo.

-Se dice que el último período de crecimiento de la economía argentina obedeció a un contexto internacional favorable. Ahora que han caído los precios de las materias primas, ¿hay razones para pensar que el país corre el riesgo de enfrentar una coyuntura como la de 2001?
-El motor de la economía argentina durante la administración Kirchner fue la exportación de materias primas, que alcanzaron precios récord en estos últimos años. Sin ese motor y, cerradas las opciones de inversión extranjeras ante la inseguridad jurídica, las perspectivas de crecimiento no son alentadoras.

-En el último trimestre muchas veces se ha escuchado la frase "lo peor de la crisis ya ha pasado". Según su opinión, ¿cuáles son las perspectivas en el mediano y largo plazo?
-La crisis financiera tiene ramificaciones hacia el resto de la economía y ya ha generado una recesión de tipo keynesiano, donde las expectativas de la gente y los inversores son pesimistas. Esto influye negativamente sobre la inversión y el crecimiento, y alimenta un círculo negativo.

Control para el mercado
Aunque todos los dedos apunten en dirección al liberalismo económico, Tenreyro no cree que sea justo sólo atribuir a este la actual crisis financiera global. "El capitalismo también permitió gran parte del fenomenal crecimiento económico y tecnológico del último cuarto de siglo. Si bien parte de la crisis podría haberse evitado con mayor supervisión, es un truismo que sin riesgos no hay grandes ganancias. La pregunta es: ¿estaríamos dispuestos a sacrificar tanto progreso? La respuesta no es obvia", explica.

-¿Es posible reemplazar el libre mercado?
-No hablaría de reemplazo, pero sí de libre mercado sujeto a un mayor monitoreo por parte de entes privados y estatales, particularmente en áreas que dan lugar a alto riesgo moral y poder monopólico.

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-¿Qué expectativas se puede albergar de la reunión de los presidentes del G-20 en Washington?
-No esperaría grandes resultados de esta reunión. Los bancos centrales han estado trabajando en forma coordinada en los últimos meses: más cooperación es difícil imaginar.

-Usted trabajó en la Reserva Federal (Fed) estadounidense durante el mandato de Alan Greenspan, figura que ha pasado en poco tiempo de héroe a villano. ¿Qué responsabilidad le cabe a esta institución en la crisis financiera?
-La crisis es, en gran parte, el resultado de un ingenio humano ilimitado. El crecimiento meteórico en el mercado de "derivadas" fue tan inesperado que no dio tiempo a prever y procesar sus potenciales consecuencias adversas. Por lo tanto, no fue posible diseñar leyes o regulaciones que corrigiesen o previniesen esos afectos adversos. El mercado fue más rápido que la Reserva Federal. No ayudó tampoco que la Fed mantuviese las tasas de interés tan bajas por tanto tiempo. Pero ambas medidas, subir las tasas o regular el mercado, créame, habrían sido increíblemente impopulares, dado el contexto de inusitado optimismo que había en su momento.

-¿Puede explicar qué lección o lecciones deja esta crisis internacional?
-Por lo menos dos, que son esenciales. Primero, que se necesitan políticas económicas más contracíclicas para mitigar las oscilaciones naturales del mercado. Por ejemplo, tasas de interés más altas cuando los precios de los activos como la vivienda tienden a subir tan de prisa. Segundo, los bancos centrales y entes reguladores no pueden fundar los criterios de activos para bancos y entidades financieras en "ratings" provistos por agencias calificadoras de riesgo como Moody?s, que no están necesariamente capacitadas o no tienen los incentivos adecuados para evaluar los peligros en forma competente y objetiva.

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