Se refugió en su casa para recibir el apoyo familiar

Se refugió en su casa para recibir el apoyo familiar

17 Octubre 2008

BUENOS AIRES.- “A llorar, a la iglesia”. Esa fue una de las últimas declaraciones que realizó el entrenador Alfio Basile después de la derrota ante Chile. Ni su detractor más acérrimo imaginó que, horas después presentaría su renuncia indeclinable al cargo.
No bien cruzó la cordillera de Los Andes, el por esos entonces técnico de la Selección se encerró en su departamento del barrio de Palermo para meditar cuáles serían los pasos que daría. De acuerdo con algunas versiones aportadas por sus allegados, antes de tomar una decisión les comentó a sus seres queridos y sus colaboradores lo que tenía pensado hacer. Los familiares le habrían pedido que diera un paso al costado, mientras que sus ayudantes le recomendaron que siguiera el frente de la Selección. (Especial)

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