Las ofrendas del inconsciente como materia narrativa

Las ofrendas del inconsciente como materia narrativa

Libro de relatos con los dones del alba. Por María Eugenia Bestani.

17 Agosto 2008
"Somos la misma materia con que están hechos los sueños", dice Próspero en La tempestad, de Shakespeare. Teniendo en mente esta afirmación, un "soñario", es decir, una colección donde el autor refiere sus sueños, puede considerarse una memoria dentro del género autobiográfico. Borges avala la tesis "peligrosamente atractiva de que los sueños constituyen el más antiguo y el no menos complejo de los géneros literarios". ¿Quién en su vida no ha contado un sueño alguna vez? Mempo Giardinelli ha convertido esas visiones -ofrendas del subconsciente, dones de la noche o del alba- en materia narrativa; relatos escritos que pueden ser leídos, algunos, como cuentos (con una dosis de literatura fantástica), otros, como microrrelatos.
No son ficciones deliberadas, según afirma el epígrafe borgeano, sino que son historias que se imponen fatídicamente, casi sin filtros. De allí la sensación en el lector -por momentos halagadora y por momentos incómoda- de estar penetrando una esfera muy íntima, recóndita, poblada de personajes que están, o han estado ligados, a la vigilia del autor, y de otros que él simplemente imaginó. Desfilan así, nombres de la vida, del arte, de la música y, por sobre todo, de la literatura: Borges, Onetti, Joyce, Rulfo, Soriano... En un sueño Giardinelli juega una partida de ajedrez con Abelardo Castillo. Aparecen ciudades como México, Río, Dublín, Nueva Orleáns, París y, recurrentemente, su Resistencia natal y los sitios del entramado emocional del autor: la casa de la calle Necochea donde se crió; su club, Chaco Forever.
A pesar de las rupturas y de los saltos en la escritura, hay sueños que establecen un orden u ofrecen su justicia poética a la penumbra onírica de la realidad. Joyce escribió: "la historia es la pesadilla de la que estoy tratando de despertar". Hay, entonces, en estos relatos, gente que resucita o regresa, o sucesos que vuelven a ocurrir, pero de otro modo.
En La conquista, Giardinelli nos dice: "sueño que los dioses están equivocados; que la historia es al revés de lo que se cuenta y que siempre conviene mirar el reverso de la trama", y refiere su sueño de contraconquista, donde los guerreros aztecas, guiados por sus deidades, "descubren" Europa y van anexando sangrientamente las ciudades del viejo mundo al imperio americano.
Los sueños finalizan en el instante liminal del despertar, que no es siempre placentero. Son variadas las sensaciones: desazón, soledad, desprecio, pero también, perplejidad, alivio y entendimiento.© LA GACETA

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