Los poemas que se tocan con los dedos

Los poemas que se tocan con los dedos

El modo femenino de estar en el mundo.

20 Julio 2008
Poesía de sensaciones que se expresan en imágenes, es esta, la de Amira Juri. Y revelan ese modo femenino de estar en el mundo. Lo cotidiano es el blanco, pero se desrealiza en la extraña parábola que sólo la poesía puede hacer: retornar a él entregándole mayor relieve.
"No hay atajo para tomar / la incertidumbre / corroe nuestros pasos / Sin poder evitar / la duración del tiempo / cierro los ojos / Cabalga el amor/en el desierto / con sus rostros florecidos".
Y también el viejo oficio poético de testimoniar los estragos del tiempo:
"Las cosas cambian / no conservan sus formas / las yemas de los dedos / de los pies y las manos / sienten / que el terciopelo / ha perdido su espesura".
Amira Juri es poeta tucumana, oficia la docencia universitaria y es éste su segundo libro de poesía, que sigue a Al-Andaluz, de 2001.
En el prefacio, el poeta Arturo Alvarez Sosa afirma con justicia: "Puede decirse que sus poemas se tocan con los dedos, con una respiración de anfibio que transforma los deseos en leves constelaciones de sabores y perfumes".
Y el escritor Adolfo Colombres, a cargo de la cuidadosa edición, sostiene en la contratapa del volumen: "Para Amira Juri, el Oriente es el árbol (lo inmóvil a descubrir) y el desplazamiento del viaje sin fin. Es el aroma y el arabesco, la sensualidad apenas insinuada y la magia de los sabores. Deseos sutiles, abiertos en una suave filigrana, y también la belleza que llega con el viento y se refugia por pudor en la sombra". © LA GACETA

Jorge Estrellau

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