Una de cada cuatro personas se peleó de su pareja porque besaba mal

Una de cada cuatro personas se peleó de su pareja porque besaba mal

La falta de química, el lameteo repetido y el mal aliento son las causas más comunes del rechazo. Al besar, el 38% gira la cabeza hacia la izquierda.

PIQUITOS Y BESOTES. Basta con sentir labios ajenos sobre los propios para que el cuerpo vibre de deseo. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO PIQUITOS Y BESOTES. Basta con sentir labios ajenos sobre los propios para que el cuerpo vibre de deseo. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO
26 Abril 2008
MADRID, España.- Humedezca sus labios suavemente. Luego respire profundo, con sosiego. Y finalmente imagine su boca apoyándose en otra, abierta, incitante. Mordisquee esas comisuras, sienta el sabor de una única saliva, trague aliento impropio, acaricie los dientes... Sólo después de haber evocado un beso con ardor, continúe con estas líneas.

Rabioso, cautivador, impúdico, promiscuo, imperecedero, irresistible, fogoso, desbocado, tímido y dulce. El beso es una de las manifestaciones más poderosas en la vida del hombre. Qué alma no acabó temblequeando en cuerpo ajeno después de un simple encuentro de labios. Sin embargo, esa indómita caricia es también capaz de destruir una relación.

Uno de cada cuatro españoles terminó con su pareja porque al besarla algo no funcionaba. A esa conclusión llegó "Match.com", el portal de contactos por internet, tras realizar una encuesta entre más de 1.300 usuarios. De esa cuarta parte a la que le produjo rechazo el ósculo del otro, el 42 % adujo que era porque no había química; el 15 % afirmó que más que un beso parecía un lameteo y el 6 % culpó al mal aliento. La información fue reproducida por el diario "El País", de España.

El sondeo reveló además que al 74 % de las personas opinó que el mejor beso es el que se da lentamente, con los ojos cerrados. Muy por detrás (13 %), aparece el beso que comienza en la frente, pasa por la mejilla y culmina en la boca. El menos apreciado fue el beso en la cara (1 %).

Uno de los datos más sorprendentes de este informe es la posición que adoptan los besucones a la hora de entregarse. El 38 % de ellos dijo que gira la cabeza hacia la derecha, frente al 15 % que lo hace hacia la izquierda, aunque al 49 % confió no tener preferencia por el lado.

Finalmente, el 68 % de los consultados coincidió en que la otra persona tiene que tener un atractivo general para incitar al beso. El 15 % indicó que una bonita sonrisa también es importante, lo mismo que unos labios carnosos. De hecho, el 34 % de los hombres respondió que la boca de Angelina Jolie es muy apetecible, y al 38 % de las mujeres reconoció que le gustaría tener unos labios como los de la actriz.

Más allá de estos datos novedosos, el beso es antiquísimo. La Antropología sostiene que apareció inmediatamente después del lenguaje, hace más de dos millones de años. Según algunos antropólogos, cuando nuestro primigenio adquirió posición bípeda, encontró más gozoso hacer el amor cara a cara y no como las bestias. Así, mirando a los ojos, habría aprendido y aprisionado para siempre el placer de besar.

La primera representación pictórica del beso como forma de saludo se halla en el templo de Khajuraho, en la India, y data de 2.500 años antes de Cristo. Pese al paso del tiempo, aún hoy continúa siendo uno de los mimos más excitantes.

De hecho, el momento del beso es apabullante. Se produce una revolución que moviliza 36 músculos, acelera el ritmo cardíaco, activa el impulso sexual y aumenta la sudoración. Además, el contacto mutuo de bocas es capaz de dejarnos satisfechos, porque genera endorfinas relacionadas con el bienestar. Así las cosas, mejor cierre los ojos y quédese suspendido en beso perpetuo. LA GACETA.com ©

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